Nos inundan las máscaras por todas partes, cada una de su forma, a cual más innovadora. Hasta el punto que una llega un día al stand y se pregunta: ¿Cuál debería comprar? ¿La vibradora? ¿La de cepillo espeso? ¿La curvada pero de cepillo fino? Hoy quiero intentar contestaros a esas dudas.
Cepillos curvados: Sirven para coger las pestañas todas de una vez y rizarlas hacia arriba. Por tanto son ideales para curvar pestañas lacias o demasiado rectas. O aunque no sean así, si queréis que el efecto final sea rizado. Ejemplo: Hypnose Drama de Lancome.
Cepillos vibradores: Sirve sobre todo para no dejar pegotes y para que la aplicación a toques que todas hacemos al darnos el rimmel sea más eficaz. Por tanto os dará buen resultado si queréis separar bien las pestañas. Ejemplo: Oscillation de Lancome.
Cepillos dobles con serum: Muy de moda últimamente, preparan la pestaña aplicándole un producto hidratante o nutritivo antes del rimmel. Sirven para dar volumen y definición, además de para cuidar las pestañas. Ejemplo: Double Extension con Serum de L’oreal
Cepillo grueso: El santo grial para casi todo, aunque lo que más da es volumen. Cuando vemos un cepillo de máscara tupido se nos hace la boca agua, pero recordar que a veces más volumen no va unido a pestañas más largas. Ejemplo: Lash Queen de Helena Rubinstein.
Cepillo muy fino: Es aquel que apenas tiene cerdas en el cepillo. Sirve fundamentalmente para alargar, porque la pequeña hilera de cerdas que mantiene agarran las pestañas desde abajo y las “estiran”. Ejemplo: Define-a-Lash de Maybelline.
Con estos pequeños consejos espero haberos sacado de algunas dudas.
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