Nuestros labios muchas veces son un chivato estupendo que nos habla de nuestra salud, aunque no seamos conscientes de ello. Cuando se nos secan los labios, nuestro primer gesto es utilizar un buen bálsamo que nos aplicamos cada 30 segundos. Sin embargo, es un síntoma inequívoco de deshidratación. Así que en vez de tanto bálsamo haríamos mejor en bebernos un gran vaso de agua y, sobre todo, no pasarnos la lengua ni mordisquearlos a todas horas ya que la saliva lo único que hace es secárnoslos aún más.
Si de un tiempo a esta parte notáis como si vuestro labios estuviesen descoloridos, sabed que el tabaco puede ser el principal responsable. Sin embargo, si no fumáis o si la decoloración persiste es mejor consultar con el médico pues puede ser debido a problemas con el hígado.
Antes de llegar a la decoloración, lo que sí que es más frecuente es que notemos que nuestros labios están pálidos. Esto es probablemente porque somos ratas de biblioteca o no nos gusta nada hacer deporte al aire libre. ¡Una excusa estupenda para tomar el sol!
Cuando de lo que se trata es de tener las comisuras irritadas puede que sea debido a una reacción alérgica. Si, en cambio, los tenemos francamente irritados a lo mejor es algo tan sencillo como una alergía a una barra de labios o a un dentífrico.
Las pupas son una reacción física al herpes, pero que no cunda el pánico ya que se pueden tratar gracias a esos parches que ahora venden en las farmacias. Si os salen pupas evitar que os de el sol, y utilizar una crema con protección solar.
Si se te hinchan los labios y notas como si se te quemasen y se te infla la lengua eso es una alergia en toda regla. En estos casos lo mejor es ir a urgencias ya que podría ser la reacción a algún alimento o cualquier otra cosa con la que hayas tenido contacto.
Fotos | Facebook La Roche Posay
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