En la serie Girls, Lena Dunham se autoproclamó voz de su generación y lo cierto es que consiguió ponernos a los millennials frente al espejo de nuestras miserias, fracasos vitales, dudas existenciales y la incertidumbre que se sentía al madurar y tener que buscar piso o trabajo en un mundo post crisis económica. Además, en la piel de Hanna Horvath, la guionista, directora y actriz no tuvo problemas en mostrar sin tapujos un cuerpo que se alejaba de la representación normativa en la pantalla. Ahora, su nuevo proyecto sigue esta línea en el mundo de la moda con una colección de tallas grandes con 11 Honoré.
Se trata de cinco prendas que Dunham ha diseñado para la boutique de ropa plus size de lujo: un conjunto de falda y blazer azul marino, un vestido de estampado geométrico, un top básico blanco y una blusa de color crema . Todas ellas con nombres como Deluca o Madderlake, tomados prestados de lugares del SoHo, el barrio de Manhattan en el que creció, e inspiradas en aquellas mujeres que la han inspirado a "sentirse en casa en un cuerpo curvy complejo", tal y como ella misma ha explicado.
Eso sí, según cuenta en una reciente entrevista con The New York Times, ni se le pasó por la cabeza incluir un chándal a pesar de que la pandemia los haya convertido en tendencia: "si una chica delgada lleva pantalón de chándal es considerado mono, en plan está teniendo un mal día. Pero para las mujeres rellenitas eso es como si hubiéramos elegido un estilo de vida que tenemos que abandonar".
Patrick Herning, el fundador de la tienda, ha declarado que escogió a Lena porque el hecho de que "su cuerpo hubiera cambiado en el ojo público" la hacía ideal para la colaboración: "como mujer que ha pisado la alfombra roja en una talla 4 (38 al cambio) y una 14 (44 en España), tiene un punto de vista único que conecta con las clientas".
Aprovechando la promoción de la colección, la creadora de Girls ha aprovechado para mostrarse crítica con el movimiento body positive, cuyo objetivo principal es conseguir que las personas acepten su cuerpo como sea a través de la celebración del mismo. Y es que, Dunham ha observado en su entrevista con The New York Times que, al final, en lo que ha desembocado es en desear "culos y pechos grandes y bonitos sin celulitis, además de una cara [preciosa] que puedas restregarle a las mujeres delgadas".
Algo así como un cuerpo curvilíneo a lo Kim Kardashian, a la que pone de ejemplo para apostillar que, simplemente, lo que ha hecho es "aumentar un poco de volumen": "lo complicado del movimiento 'body positive' es que solo funciona para unos cuantos privilegiados que tengan un cuerpo que se vea de la forma que la gente quiere considerar positivo", comenta en la publicación estadounidense.
Describe, también, la forma en la que ella siente que su cuerpo no encaja en esos ideales: "siempre he tenido el estómago grande, ahí es donde gano peso, especialmente tras la menopausia precoz. Esa es una zona en la que nadie quiere ver carne". Y cómo hay gente que le escribe para decirle que está promoviendo la obesidad o que se está matando a sí misma.
Más allá del body positive, en los últimos años hay otro movimiento que también busca visibilizar los cuerpos reales pero que tiene un matiz diferente. Se trata del body neutrality, la neutralidad corporal, que no busca ni celebrar ni estigmatizar el cuerpo, sino verlo como algo neutro. Aceptar nuestro cuerpo tal y como es, sin obligarnos a amarlo. Y así decir adiós a las expectativas.
El body posistive llegó como una alternativa de amor propio para hacer frente a los complejos allá por 1990. Desde entonces, hemos ido viviendo paulatinamente una ola liberadora que ha ido en aumento con marcas que se han subido al carro con campañas más inclusivas. De este modo, se han actualizando los cánones de belleza pero, según han señalado algunos estudios, la dictadura del positivismo puede ser contraproducente.
Y es que seguimos recibiendo impactos sobre lo que debería ser el cuerpo ideal y eso hace que no sea fácil llegar al amor propio. La neutralidad corporal trata de subrayar la importancia de sentirse bien más allá del verse bien y lo hace partiendo de la premisa de que es normal que haya momentos en los que seamos más críticos con nosotros mismos.
Las prendas diseñadas por Lena Dunham ya se encuentran a la venta en la tienda online de Honoré 11 y tienen un precio que oscila de los 90 euros, al cambio, a los 250.
Fotos | 11 Honoré.
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