Ha pasado un año desde que Anna Ferrer habló públicamente sobre su enfermedad. Tras varios meses con hinchazón abdominal y dolores estomacales, la hija de Paz Padilla acudió a un especialista y comenzó las pruebas. No contenta con un primer resultado, volvió a iniciar el proceso en busca de ayuda. Hoy por hoy, la 'influencer' ha aprendido a convivir con la patología a la que ya ha conseguido poner nombre: disbiosis intestinal.
A día de hoy, no son pocos los que sufren intolerancias de algún tipo. Hay celiacos, personas sensibles al gluten, a la leche o a la fructosa. Los diagnósticos sobre alergias o intolerancias son infinitos, y Anna ha encontrado el suyo. Padece la llamada 'disbiosis intestinal' y consiste en "un desequilibrio en la microbiota y el microbioma que ocurre en el aparato digestivo, sobre todo en el intestino grueso", tal y como explican desde vivolabs.es.
Estos son algunos de los síntomas que pueden padecer quienes sufren dicha dolencia: fatiga crónica, distensión abdominal, diarrea, estreñimiento, migrañas e incluso ansiedad. En lo que respecta al tratamiento, debe ser un profesional quien lo diseñe tras investigar cada caso. "La disbiosis es una condición que cada vez gana más fama tanto en la población general", advierten desde el citado portal.
Anna acude con asiduidad a su médico y ha incluido ciertas pautas en su dieta para evitar el malestar. "Me quité el gluten y la lactosa, pero no estoy bien al 100%. Porque además de encontrarme mal, esto puede provocar enfermedades y mucho malestar a la larga", explicaba ella misma el pasado año. En este momento, parece encontrarse mucho mejor.
"Una dieta rica en probióticos y prebióticos ayuda a tener una buena salud intestinal. Los probióticos aportan bacterias beneficiosas (yogur, kéfir, fermentados como el chucrut), mientras que los prebióticos (vegetales) sirven de alimento a la bacterias buenas", explican desde Saber Vivir. En cualquier caso, es importante ponerse en manos de un profesional experto para que paute el tratamiento adecuado.
Entre los alimentos que Anna ha dejado de consumir se encuentra el pan. O mejor dicho, el pan tradicional al que estamos acostumbrados. Ella lo compra "sin gluten, sin lactosa y sin huevo" desde hace varios años. Durante la cuarentena, explicó que suele congelarlo ya cortado y después lo come tostado.
Fotos | Gtres
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