Daniel Sancho sufre las condiciones extremas de la cárcel: los presos hacen así sus necesidades

Rodolfo Sancho se encomienda a un cura en Tailandia que le vaticina este final para Daniel 

Daniel Sancho
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A la espera de sentencia firme se encuentra Daniel. A finales de agosto, un tribunal decidirá su futuro. Sancho se juega la vida, la permanencia en una cárcel infernal o la suerte de ser trasladado en un futuro a España. Todo está en manos del juez y de Dios, ese Dios al que reza Rodolfo cada día de su vida. Arropado por un cura, el padre del acusado mantiene la esperanza.

Parece una película de terror, pero es la pura realidad. Daniel asesinó a Edwin Arrieta y esparció sus restos por la isla. No ha podido demostrarse la premeditación de los hechos, pero solo el magistrado tiene la potestad de decidir el final de Sancho. Cabe destacar que, a juzgar por los hechos probados y no probados, parece que las posibilidades de condenarlo a muerte son reducidas.

En este momento, Daniel continúa encerrado en la cárcel de Koh Samui. Y no, allí las cárceles no son como en España. Las condiciones son extremas y los presos comparten espacios. Asesinos, violadores y ladrones conviven en celdas en las que puede haber hasta sesenta personas. Es el infierno en la tierra.

Así lo revela Javier Casado, director de la ‘Fundación +34′, en El País Colombia. Dicha fundación tiene como objetivo "trabajar con españoles desamparados en el extranjero", y él conoce bien la situación en las cárceles de República Dominicana, un país que acumula 300.000 presos.

Daniel Sancho Daniel Sancho

"Para que nos hagamos una idea, en España hay 50.000 presos, en un país con el doble de población que en Tailandia", cuenta Casado. En cuanto a la rutina en prisión, explica que "el primer recuento de presos sobre las 6 de la mañana, dos horas después suena el himno nacional de Tailandia y la jornada de los presos concluye siendo las 9 de la noche".

Al parecer, "las celdas de la cárcel de Koh Samui tienen un tamaño común, como media cancha de tenis (diez metros por diez metros)... en este lugar hay entre cincuenta o sesenta personas, y en una esquina, hay un agujero en el que tienen que hacer todas sus necesidades antes de abandonar la celda", explica.

"Una vez que salen, se dirigen al recuento, toman un poco de arroz de desayuno y tratan de pasar el día de la mejor forma posible porque en el patio se produce el mismo hacinamiento que hay dentro de la celda", relata el director de la 'Fundación +34' al mencionado portal.

Fotos | 'Y Ahora Sonsoles' / YouTube

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