No es un secreto para nadie que la infancia de Drew Barrymore fue del todo inusual. Procedente de una familia de larga tradición en Hollywood, y convertida en estrella infantil tras su papel en E.T., su historial de adicción a las drogas y el alcohol desde la más tierna infancia aún estremece a quien la escucha. Y es que Drew no se crio en casa, sino de fiesta en fiesta, acompañada por su madre y otros miembros de su familia. Ella misma lo confiesa en la edición de febrero de la revista InStyle, en la que recuerda una época que marcó su vida de la forma más gráfica: reproduciendo los extravagantes outfits con los que la vestían en aquella época.
Vestidos de noche de terciopelo negro, estolas de piel blanca, collares de perlas... Da algo de pudor ver las imágenes de una niña de seis o siete años en fiestas de Hollywood con esos outfits, pero también hay lugar para la inocencia, como en las imágenes con un gorrito rosa de una sesión para Vanity Fair o en la que luce la que ella misma declara que era su camiseta favorita, que usó tanto que los diseños acabaron desintegrándose.
Esta fantástica sesión de fotos viene acompañada de una larga entrevista en la que insiste en señalar las enormes diferencias entre su infancia y la que ella está queriendo darles a sus hijas, mucho más casera y normal. Reconoce que, hoy en día, su plan perfecto es quedarse en casa con ellas, porque ellas «son el gran amor al que siempre había querido conocer».
Imágenes | InStyle.
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