Una fotógrafa tiene la teoría del porqué vemos a Donald Trump cada vez más naranja: porque piensa que va perdiendo

En el día más importante de la democracia en Estados Unidos, Trump y su tono de piel son los totales protagonistas

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El día de hoy se llevará a cabo una de las más importantes elecciones democráticas en la historia, ya que, por primera vez, una mujer podría ser electa como presidenta de Estados Unidos, y aunque el titular pueda ser sorprendente en sí, también está del otro lado de la balanza el polémico contendiente de Kamala Harris, Donald Trump, de quien ha surgido una teoría en la que han analizado su tono de piel y de cómo, en realidad, es un arma que utiliza para volverse más popular en momentos en los que su notoriedad decae.

La teoría, compartida por la fotógrafa y editora creativa Emily Keegin comienza con el hecho de que, como muchos de nosotros, pensamos se trataría de un juego de luces para la televisión, pero que en realidad se convirtió en una estrategia para llamar la atención como parte de su campaña política.

A través de sus historias de Instagram, Emily analiza la evolución del color de piel de Trump con el paso de los años, primero como la personalidad de televisión que conocimos en el programa de 'El aprendiz' de 2007, y de cómo, a partir de que Donald consiguió estar en el foco público comenzó a verse más naranja a medida que se internó en el mundo de la política, como lo demuestran las comparativas de tres elecciones diferentes en 2016, 2020 y 2024.

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Entre inseguridad y la dismorfia

Dentro del análisis que realiza la misma fotógrafa, ésta comenta que "la presencia de una máscara exagerada implica un ego en absoluta desesperación, que intenta desesperadamente ocultar y compensar en exceso los defectos o debilidades percibidos", lo que denota una profunda inseguridad como la figura pública que es, de ahí que, mientras más cerca está de un momento crucial como lo son las elecciones, su piel tome un color más llamativo para convertirse en un foco de atención.

Otro punto que también se toca en el análisis de Emily, es que Trump puede padecer de una dismorfia relacionada con el bronceado, o "tanorexia": un fenómeno en el que algunas personas sienten una necesidad constante de mantener su piel bronceada.

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Este problema afecta a personas de todo tipo, incluyendo celebridades como Paris Hilton y el diseñador Valentino, y suele estar impulsado por la percepción de que una piel bronceada es sinónimo de belleza o éxito. Sin embargo, esta obsesión puede tener serias implicaciones tanto para la salud física como mental, especialmente en personas expuestas constantemente al escrutinio público.

Si bien en su momento Trump negó el hacer uso de bronceadores o maquillaje, lo cierto es que no podemos negar el hecho de que usa su tono de piel como una estrategia dentro de su campaña política como parte de un mecanismo de defensa que, como la misma fotógrafa y editora afirma "está actuando igual que nosotros cuando estamos aislados, inseguros y rodeados de fotografías de nosotros mismos".

Fotos de Emily Keegin

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