Aquel día jamás se borrará de la memoria del emérito. Sufrió uno de los desplantes "más grandes de toda su vida" y quedó herido para el resto de su existencia. Jamás entendió el por qué de lo sucedido y nadie quiso explicárselo. Desde aquel momento, la relación entre Juan Carlos y su primo, Carlos III, ya no es la misma. "No reo que se recuperara...", comenta la periodista Pilar Eyre.
Ocurrió hace justo un año. Juan Carlos, emperrado en visitar al monarca de Inglaterra, mandó organizar el encuentro. Los propios amigos del emérito se encargaron de difundir el rumor de que aquel almuerzo privado estaba a punto de tener lugar, pero nada más lejos de la realidad. Al esposo de doña Sofía le dieron con la puerta en las narices al acercarse a palacio.
No literalmente, pero poco faltó. Según Eyre, "el Rey de Inglaterra se negó a recibirlo. Se negó a comer con él por miedo a que alguien pudiera relacionar su nombre con el de Juan Carlos...", explica en YouTube. Al parecer, el interés del emérito en comer con su pariente era evidente: "El propósito era decir que en España le tratan como un apestado pero en Inglaterra es recibido por el monarca..."
Es decir, el padre de Felipe VI pretendía utilizar a Carlos III para limpiar su imagen. "Hasta el último momento pensaron que les recibiría. No fue así y el palo que recibió fue doloroso", sentencia Pilar.
Fotos | Casa Real de España y Casa Real Británica
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