Mario Conde cuenta su experiencia en los baños de la cárcel: "la sangre se va por el sumidero"

Corría la década de los 80 cuando Mario Conde se hizo un personaje conocido por su papel en el sector bancario. Pero lo que le colocó en el centro del huracán mediático fue su implicación en el 'Caso Banesto', por el que se le condenó a 20 años en prisión por estafa y apropiación indebida. Recordemos que únicamente cumplió cuatro años de condena en la cárcel de Alcalá-Meco, en Madrid, por buen comportamiento.

Y es que el abogado, que en 2016 era otra vez detenido por blanqueo y delitos contra Hacienda (caso que fue archivado en 2019 por el juez Pedraz), se ha sentado recientemente en el podcast 'Wall Street Wolverine' y ha hablado alto y claro sobre el peligro que conlleva la fabricación de dinero artificial:

"Dos focos de creación de dinero artificial que la gente no es consciente: uno, la banca. Yo me di cuenta que yo creaba dinero. Tú me das 100.000 dólares y me los pones en la cuenta para que te lo guarde. ¿Te lo guardo? No, eso se los presto a él. El banco no está ganando dinero con mi dinero; estoy ganando dinero con tu dinero. Es una diferencia enorme", apuntaba el expolítico.

Conde ha señalado que es esta la razón que promueve la inflación que se vislumbra a día de hoy: "La gente no es consciente de una cosa. Lo que genera de verdad la inflación es la impresión gratuita de dinero sin correspondencia con la oferta porque es crear una capacidad de compra artificial. Si se crea una capacidad de compra artificial, las cosas valen más. Por tanto, no es que suba el valor del aceite de oliva. No. Es que baja el valor del euro", advierte.

Su experiencia en prisión

Como decía, Mario pasó cuatro años de su vida en la Alcalá-Meco. Fue ahí donde fue testigo de los trapicheos y agresiones que tenían lugar en las actividades rutinarias que realizaban los presos. Concretamente, éstas se ocasionaban cuando tocaba ducharse: "Te duchas en una nave muy larga que llega hasta el pecho más o menos. Lo que pasa es que el agua era caliente y al ser caliente hay vapor. Y al haber vapor, hay niebla y se ve poco", rememora.

Era precisamente esa poca visibilidad lo que provocaba que los presos ejecutaran los "ajustes de cuentas en ese entorno. Allí se fabrican instrumentos cortantes. Se sacrifica a la gente allí con un corte en el cuello y la sangre se va por el sumidero", asegura Conde en el citado podcast.

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