Que Georgina ha dado un giro increíble a su vida desde que conoció a Cristiano Ronaldo es evidente y queda claro, clarísimo en 'Soy Georgina' que acaba de estrenar su tercera temporada. Pero todavía más sorprendente es el giro que he dado yo en mi opinión sobre ella. Porque, la verdad, Gio no me caía demasiado bien. Cosa que le importa al resto del mundo y a ella, especialmente, un pimiento, claro. Como debe ser, vamos.
La cuestión es que la imagen un tanto frívola y superficial que, en mi opinión, es fabricada e impostada, pues no me acababa de atraer. Posiblemente porque uno de mis defectos es tomarme demasiado en serio a mí misma y preocuparme en exceso de lo que piensan los demás sobre mí y esa actitud de Georgina me pone frente a mis propios temores y prejuicios. Vamos, que ella me cayera mal dice más de mí que de ella.
En cualquier caso, esa era la realidad. No todo el mundo nos gusta y a mí Gio pues como que no. Curiosamente, ver su documental me ha hecho cambiar de opinión. ¿Qué por qué lo vi si no me caía bien? Un poco por mi trabajo, un poco porque todo el mundo hablaba de él, un poco por morbo. Pero ha resultado que me he llevado una lección: la primera temporada confirmó mis prejuicios sobre ella; en la segunda, empecé a ver que igual ahí había mucho más de lo que parecía y, en esta tercera, lo he visto claro. Georgina está haciendo un trabajo, está montando su propio negocio y lo está haciendo muy bien. Y, por eso, se ha ganado mi admiración.
¿Qué negocio? Diréis. Ella misma. Ha hecho de sí misma su propia marca, su negocio y su imperio. Podría no haberlo hecho, esa es la realidad. Podría haberse quedado en un segundo plano, ser la pareja de Cristiano Ronaldo, ser la madre de los hijos de ambos y vivir una vida cómoda, tranquila y sencilla. Podría, incluso, hacer trabajos de influencer, solo por ser pareja de quién es, pero de una manera mucho más relajada.
Pero no. Ella ha cogido lo que le ha ofrecido su relación con CR7 y lo ha exprimido al máximo. Con mucho trabajo, mucha dedicación y, si se me permite decirlo, mucha inteligencia. Porque tienes que ser lista y valiente para hacer de ti misma el pedazo de negocio y marca que ella ha conseguido hacerse. Si es que ya lo dice su hija Eva, cuando Cristiano les pregunta quién es la persona más famosa que conocen: "mamá".
Georgina no necesita ni que digas su apellido. Vale que el nombre ayuda, porque no es tan común en España, pero no es solo eso. Es que ella se lo ha currado de tal manera que cuando oyes su nombre piensas automáticamente en ella. Vamos, un éxito de marketing que ya querrían muchísimas marcas y empresas. Brutal.
En parte por eso creo que su imagen frívola es algo impostado y calculado. Sabe que hay gente a la que le hace gracia, pero también otras personas a las que les molesta. Sea cómo sea, da que hablar y todos tenemos una opinión sobre ella. Una estrategia de marketing que asumo que está más que evaluada, pensada y valorada.
Sin embargo, en las partes de su documental en el que habla con su familia y, sobre todo, con sus hijos, veo a una Georgina muy diferente a cuando está ella sola ante la cámara. Mucho más sencilla, menos frívola, con un tono y una forma de hablar diferentes, incluso. Y, aunque no fuera así, da igual. No quita ni un ápice al meritazo que tiene lo que ha hecho.
Y es que, tenga yo razón o no, te guste Georgina o no, ella podría haberse conformado, haberse quedado en un segundo plano y haber vivido muy bien. Pero lo ha hecho tan bien como para asegurase de que, esté con Cristiano o no, ella es su propia persona, tiene su propio dinero, su vida y su marca más que aseguradas. Y solo por eso, merece toda mi admiración y mi respeto. Olé por ella, vaya.
Fotos | Gtres, Netflix
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