A principios del pasado diciembre, el nombre de Juan Ortega se convertía en la comidilla de los titulares y los platós de cotilleo por una razón de peso: dejó plantada a su prometida, Carmen Otte, en el altar media hora antes de que tuviera lugar la boda, cuya ceremonia estaba prevista en la iglesia de Santiago de Jerez de la Frontera.
No hubo enlace, y el sinfín de invitados, entre los que se encontraban personajes como Juan del Val, Morante de la Puebla, Roca Rey, Curro Romero o Pepe Luis Vargas, se volvieron para casita con el estómago vacío. Muchos tacharon la actitud del torero de cobarde, y otros ensalzaron la valentía de su decisión.
Lo que sí está claro es que Ortega ha hecho de la 'espantá' su seña de identidad. Me refiero a que recientemente ha vuelto a deleitar con su no-presencia en un evento que tenía agendado y en el que había confirmado su asistencia. Concretamente, en la feria de Valdemorillo 2024, del miércoles 17 de enero en el Café del Río (Madrid), donde el diestro decidía a última hora de la mañana que no se presentaría en el acto al coscarse de la cantidad de prensa y así esquivar cualquier tipo de pregunta sobre su vida privada.
Miguel Perera, compañero del 'Torero a la fuga', salía en defensa de su amigo alegando que "cada uno pues tenemos una mochila detrás, me refiero al tema personal, situación de cada uno, pero seguro estoy que lo que tiene en la cabeza es la expectación que hay detrás de él, las tardes en las que está anunciado, que yo creo que es por lo que después se le va a juzgar y se le va a valorar y seguro que está metido en el campo, tentadero y con su cabeza puesta en el toro", advertía Perera.
Foto | Gtres
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