Las crisis económicas no siempre se llevan mal con la moda. Después del crack del 29 se vivió una de las décadas más glamourosas de la moda: los años 30 y la inspiración en las estrellas de Hollywood. Los hermanos Muñoz, los diseñadores de Ailanto, buscan una silueta retro, unos colores apagados y recuperan el glamour, especialmente en los vestidos de noche.
Para el día, la inspiración es Oriente. Los característicos estampados de Ailanto esta vez se inspiran en los delicados dibujos japoneses.
La silueta lápiz marca la colección: cintura marcada, caderas estrellas y una sobria largura midi.
Destacan los conjuntos de vestido con abrigo a juego, los vestidos floreados que se ciñen con fajín y los pantalones capri con tops cerrados en el cuello.
Colores oscuros, grises y negros que se animan con algún destello metalizado.
Aunque, desde luego, la mejor parte del desfile ha venido con los vestidos de noche. Maravillos vestidos en tonos apagados, construídos con varios tejidos, jugando con las asimetrías y con colas que cuelgan por detrás. Una delicadeza que para sí la habría querido la bailarina Isadora Duncan.
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