El domingo (y cuarta jornada de esta maratoniana Cibeles Madrid Fashion Week) llegó dulce y femenino gracias a propuestas como las de Ailanto y Lydia Delgado.
El desfile de Ailanto tuvo como eje de la puesta en escena la música: la pasarela se convirtió en un teclado gigante, y las modelos, que lucían vaporosos vestidos de noche en tonos nude y negro, estaban rodeadas de un cuarteto de cuerda. Además, algunos estampados y los broches y pendientes llevan también motivos musicales.
Y de la versión acústica de La Vie en Rose pasamos a los acordes rockeros de Amadeus y los femeninos vestidos de noche dejan paso a una ropa cómoda, práctica y algo excéntrica.
La colección de los hermanos Ailanto para la próxima temporada Otoño-Invierno 2010/2011 nos trae colores como azul marino, chocolate, mostaza, teja y caldera que combinan fenomenal entre sí, y que resultan otoñales sin caer en el aburrimiento.
Prendas oversize, abrigos y pantalones de inspiración masculina para completar una colección que me tiene enamorada.
Aunque el punto fuerte de Ailanto son los estampados, esta vez se reservaron para algunas blusas y para un par de vestidos de inspiración folk.
La buena noticia es que los bolsos y zapatos que lucieron las modelos son de la colección de Ailanto para Hazel, así que podremos hacernos con ellos fácilmente. Lo malo de la moda española es que, por lo general, se comercializa en pocos puntos de venta, aunque a partir de marzo tendremos una tienda más que añadir a nuestra ruta de compras, puesto que Ailanto abrirá una tienda propia en Barcelona.
Después llegó el turno de Lydia Delgado, que hizo un guiño al estilo de su hija Miranda y de su amiga Gala, que desfilaron cogidas de la mano. Ellas son bloggeras vip, no como nosotras.
Un estilo muy para veinteañeras, con faldas cortas, combinaciones de ropa de inspiración nocturna y diurna, mezcla de texturas y superposiciones de lana y seda, y prendas robadas del armario de los chicos como las trencas.
Vestidos de inspiración lencera en frambuesa.
Estos vestidos con hombreras de peluche rosa, transparencias y tiras de lentejuelas que se cruzan fueron de lo mejorcito de la colección.
En definitiva, una colección llena de prendas monas, pero que en su conjunto, no deslumbra, salvo el vestido de noche final, con estrellas cosidas a mano en el escote y los brazos.