Continuamos con nuestra crónica de la Pasarela Cibeles, el catwalk patrio que pese a cambios de nombres y bifurcaciones varias en semanas de la moda por toda España, continúa siendo el centro de la moda. Kina Fernández ha presentado sus propuestas para el Otoño-Invierno 2011/2012 y pese a no encontrarse entre las favs de editoras y especialistas sí suele ser del gusto del público, quien al fin de al cabo paga y compra.
Kina nunca camina por delante pero tampoco por detrás y posiblemente se encuentra en el punto justo en el que lo creadores gallegos son los amos, la comercialidad con un toque fashionista.
Nada es nuevo, pero todo es bello. Favorecer nuestra silueta, nuestra comodidad ¿es acaso menos importante que epatar, innovar, arriesgar? Quizás sí en un desfile, pero no en un escaparate. Y una vez más Kina nos ha mostrado escaparates apetecibles con las que desearemos vestirnos.
Gasas y puntos, modernidad y toques retro y el clasicismo de los 50 bajo una voz en off que nos hablaba de los beatniks, del mundo de Kerouac, de los rebeldes sin casua con gustos de dandy.
Algún rojo pasión parecía perdido en una paleta suave, dulce y nude.
Capelinas y el que parece que será el color del invierno, el deep teal en un vestido de gasa con la vaporosidad de las siluetas de las Lauren Bacalls del siglo XXI. El minimalismo, en boca de todos en pasarelas internacionales, parece que aún se hará esperar en creadoras patrias como Kina que por otro lado siempre se han decantado por un gusto femenino y chic.
El rojo, denostado durante temporadas, ha regresado a la paleta de los diseñadores en verano y el invierno supone su triunfo aparente.
Y una noche lánguida que nos evoca las divas de décadas pasadas, las que cruzaban miradas esquivas con Bogart y Cia., las que vestían en tonos dulces pero guardaban oscuros secretos. Y las que deseaban vestir la sensualidad del modo menos obvio pero más femenino.