Sí, lo sé. Los espíritus fashionistas ya andan rondando tierras italianas y han abandonado hasta otra temporada la región de la diosa Cibeles. Pero me es imposible dar el cerrojazo a nuestra moda sin mencionar a Alma Aguilar, y su desfile Primavera-Verano 2011. La cosa llega un poco tardía, pero en este caso, nunca es tarde si la colección es buena.
Su patronaje es impecable, sus colores muy apetecibles, sus tejidos siempre maravillosos y ella es una diseñadora hecha a sí misma y de lo más encantador. ¿Cómo no hablar de ello?
Pero ¿cómo obviar esta maravilla? Se nota mi debilidad ¿verdad?. La trayectoria de Alma ha sido impecable. Recuerdo cuándo conocí su trabajo por vez primera, hace muchos año, en los que ella decoraba con unas ilustraciones preciosas artículos en la revista de moda de la que yo era coordinadora.
Por aquel entonces comenzaba en el mundo del diseño y atentos estábamos ya a sus tímidos pasos. De allí a aquí no ha cometido errores, ha seguido una trayectoria lineal, y ha mejorado en sus desfiles, siempre hermosos y con un gusto exquisito.
!Cuán difícil es diseñar algo nuevo partiendo de lo antiguo y hacerlo con gusto! En moda, todo está inventado ya, lo que hay que valorar son las nuevas formas de contarlo.
No es nuevo, ni plena tendencia pero lo que surge al contemplar sus jaretas, chorreras, cuellos bebé, canesús, plieques y tejidos preciosos es !Qué bonito!. Sus aires retro no nos confunden, la muejer que nos presenta bien podría ser un personaje de Sex and the City.
La hípica ha sido su fuente de inspiración y el entorno en el que decidió rodear a las modelos con pliegues en vestidos y prendas que simulaban las caídas de las prnedas al montar a caballo. El beige y los celestes y lavandas como colores fetiches.
Los tocados, de Vintage Waves para Alma Aguilar, los plieques, el tema ecuestre me han hecho pensar en La duquesa de Windor y la época victoriana. Ello y la combinación de colores celeste más fucsia lo comvierte en una auténtica dulzura.
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