La Academia por fin reconoce el trabajo de Kristen Stewart y Kirsten Dunst: así han evolucionado sus carreras hasta ser nominadas al Oscar

Su nombre se escribe tan parecido que solo varía el orden de una letra. Sin embargo, no es lo único que Kristen Stewart y Kirsten Dunst tienen en común. Ambas actrices, que llevan en la industria desde muy jovenes, han recorrido un largo camino hasta conseguir zafarse de la imagen creada por sus taquillazos adolescentes y contar con el reconocimiento de la Academia. Un destino final que han alcanzado definitivamente hoy con sendas nominaciones a los Oscars.

Algunos como Matthew McConaughey lo consiguen pero otros como Jim Carrey todavía siguen esperando la llamada de la Academia. No es fácil librarse del peso del mainstream más palomitero en Hollywood pero, desde hoy, Kirsten Dunst y Kristen Stewart pueden decir que pertenecen con pruebas fehacientes al primer grupo. Nominadas a mejor actriz y mejor actriz de reparto, respectivamente, esta ha sido la evolución de sus carreras hasta conseguirlo.

Kristen

Mucho se había especulado sobre si el nombre de Kristen Stewart sonaría finalmente entre los nominados a la 94ª edición de los Premios Oscars. En Spencer está irreconocible interpretando a Diana de Gales, no solo físicamente, también modificando su acento.

Sin embargo, a pesar de cargar con todo el peso de la película y de haber recibido elogios por parte de la crítica, la actriz fue ignorada por el premio del Sindicato de Actores y los BAFTA. Además de que la rumorología dice que el príncipe Harry quiere evitar encontrarse con ella a toda costa durante la temporada de premios. Aunque, de momento, no se trata de información contrastada.

Finalmente, la Academia ha valorado el reto de meterse en la piel de un personaje histórico que nos queda tan cercano y mostrarse vulnerable, provocadora, asustada, tierna, rebelde, angustiada, cansada, presa, perdida, sola, dulce, viva en los 112 minutos que dura la cinta del chileno Pablo Larraín.

No hace falta contar que Stewart saltó a la fama en 2008 gracias a la saga Crepúsculo, donde interpretaba a Bella Swan. La actriz tenía 18 años y, aunque se convirtió automáticamente en una de las caras más reconocibles del celuloide (y en 2012 en la actriz mejor pagada), la experiencia casi le cuesta el resto de su carrera.

Más allá de que la saga de vampiros no contaba con buena reputación fuera de su fandom, la actriz tampoco despertó muchas simpatías dentro del mismo debido a su romance en la vida real con Robert Pattinson. Pero, sobre todo, por haberle sido infiel (siendo incluso pillada en el acto) con el director Rupert Sanders.

Después del fin de su era Twilight se dedicó en cuerpo y alma al cine independiente con el drama Still Alice, junto a Julianne Moore y Alec Baldwin; Camp X-Ray, una cinta sobre el centro de detención de Guantánamo y Clouds of Sils Maria, un drama sobre una actriz (Juliette Binoche) que afronta su envejecimiento y donde Stewart interpreta a su asistente.

Este filme le valió a Kristen algunas de las mejores críticas de su carrera, así como el prestigioso Premio César a Mejor actriz de reparto en 2015. Fue el primer paso de que los intentos por transformar su carrera estaban dando frutos. Aunque, a partir de ahí se fueron sucediendo algunos proyectos más exitosos que otros. Incluyendo su vuelta al mainstream con Los ángeles de Charlie en 2019.

Kirsten

Solo 12 años tenía Kirsten Dunst cuando conquistó a los espectadores en el papel de Claudia, la niña vampira de Entrevista con el vampiro. Su actuación le valió la nominación a mejor actriz de reparto en los Globos de oro y ese mismo año estrenó otro de sus grandes éxitos: Mujercitas, donde encarnó a la vanidosa Amy March.

Sin embargo, durante su adolescencia y primeros años de juventud viró hacia títulos comerciales menos reconocidos por la crítica. En su filmografía encontramos clásicos teen como Jumanji; A por todas; Pequeños guerreros, romcoms como Elizabethtown e hitos como haber sido la primer a Mary Jane de las adaptaciones al cine de Spider-Man.

Sin embargo, y a pesar de no haber dejado de lado proyectos independientes o serios, no fue la Zendaya de su época. Musa indie de Sofia Coppola en Las vírgenes suicidas y María Antonieta, ingresó en rehabilitación por depresión a los 25 años y estuvo un año entero sin trabajar. Aunque su gran comeback al máximo punto de esplendor desde el que había partido al inicio de su carrera se produjo en 2011 con Melancolía.

Gracias a la película de Lars Von Trier, se convirtió en la mejor actriz del Festival Internacional de Cine de Cannes por ponerle cara a la depresión más severa con el personaje de Justine, una mujer intuitiva que solo consigue mejorar cuando ve que el fin del mundo es inminente. Sin embargo, fue inexplicablemente olvidada en el resto de premios importantes de cine aquel año.

En 2015 volvería a destacar en la serie Fargo, que la llevaría a estar nominada a los Globos de Oro y a los Emmy pero no sería hasta la actualidad, con el western El poder del perro, que la Academia terminara de darle el beneplácito en forma de nominación a mejor actriz secundaria en los Oscars.

Foto de portada | Gtres