Susana Abaitua es la mujer del momento. La actriz de 30 años celebra esta maravillosa edad por partida doble: Nominada a mejor actriz de reparto en los Premios Feroz por su papel en Patria (HBO) y estrenando película de éxito en Netflix, Loco Por ella.
Con su cara aniñada, sus ojos claros y su aspecto dulce y menudo, parece frágil. Pero cuándo habla su voz se torna más grave, como sus pensamientos, que dejan ver a una mujer con muchas preocupaciones, empatía y ganas de una gran carrera.
Sobre ella, algunas cosas que hay que saber: Adora a su perro (se lo quiere llevar a un rodaje que tiene en Colombia, aunque está mayor) y a su gato (con ellos despierta abrazada cada día), ama su trabajo y es actriz por encima de todas las cosas. Y le gusta mucho charlar. Para muestra, esta entrevista con ella en la que no ha callado nada.
Sobre Patria: Nerea
Tu papel en Patria ha sido muy importante, ha habido un antes y un después para ti como actriz. Cuéntame como han sido estos años, desde que empezó a sonar el proyecto hasta hoy que ha sido un éxito.
Es que ya hace dos años se grabó Patria. Rodé justo Cuatro latas que fue mi primer papel protagonista para cine. Fue duro. En Marruecos, dos meses... Y luego rodamos Patria. Peor todo empezó cinco años antes, cuándo me enteré de que se haría la serie.
Te habías leído el libro claro...
Por supuesto. Yo no había hablado mucho de aquello y fue un libro que me acercó un poco más al conflicto. Me encantó la novela, y cuándo me enteré de la serie, llamé a mi representante, Maite Ortega y le dije: Quiero acceder al casting como sea. Luego pasaron los años, pasaron muchas cosas, pero el casting llegó. Aitor Gabilondo nos llamó. Al principio hice el casting para Arantxa. Pero era la base para ensamblar familias. Luego me dijeron que tenían a las amás y fisicamente encajaba con la familia de Elena y volví a hacer prueba para Nerea. Era una llamada a mi madre para decirle que no iba a ir al funeral. Lo más difícil, al casting... Pero fue muy bien.
¿Cómo viviste este personaje?
Pues la primera vez que leí la novela lo juzgué un montón además, me costó entenderlo. Y cuándo tuve que defenderlo, me sentí hasta mal de haberla juzgado: Quién somos nosotros par juzgar a un víctima. Cada uno puede reaccionar con su dolor de la manera que le de la gana. Entendí tanto lo que le pasa y la huída que tiene y todo lo que vive.
¿Y cómo fue el rodaje?
Aitor peleó muchísimo, luego entró Feliz Viscarret. Que para mi ha sido un descubrimiento. Nos hemos enamorado profesionalmente y volvemos a trabajar en un nuevo proyecto ahora otra vez.
¿Qué peso tiene ser de allí, de Vitoria, a la hora de trabajar en este papel?
No podía decir que estaba rodando Patria, era un proyecto confidencial. Y lo sabían mi aita, mi ama, mis hermanas, mis tres amigas... Pero nadie más. Era muy secreto. Pero me parece tan lógico que los actores y actrices sean vascos en este proyecto. Hay algo que se lleva en el adn. Por supuesto, soy de las que piensa que todos los actores podemos hacer todos los papeles. Pero, en este caso simplificaba mucho. Hay algo que es lo que oyes, lo que escuchas, el canto de las manifestaciones, de la que ves en el primer capítulo cuando todo lo del autobús… que lo has vivido, y yo menos que he sido más joven, pero está ahí y creo que facilita a la hora de rodar y que fuéramos de allí, le daba una verdad innegable.
¿Era necesario que pasarán los años para hacer este libro y luego esta serie…?
Hay un silencio que es necesario. Es un duelo. Y esto de querer al momento hacer algo sobre algo que nos afecta, no se puede. Entiendo los años de silencio, yo soy partidaria de luego hablar y ojalá este sea el inicio de otras muchas historias. Porque nuestros personajes no representan un absoluto de nada: son dos familias en concreto, en un año en concreto, en un pueblo y con sus historias. Y ese es uno de los trabajos que hicimos bien: quitarnos importancia. Como actriz hay un momento en el que dices: ¿Quién soy? Nerea. ¿Qué me pasa? Mi aita sufre un atentado donde es asesinado por ETA. Pero es una víctima del terrorismo, de todas las víctimas que hay. Nerea es de una manera concreta y ese es un trabajo que tuvimos que hacer para quitarnos el miedo y para atrever a caer mal, para no tener miedo a mostrar ninguna cara al espectador. Porque si no, siempre quieres salvarte y eso no. Hay que reconocer que Félix Viscarret, Óscar Pedraza y Aitor Gabilondo han peleado mucho por ello, han dado muchísima humanidad al proyecto. Creo que eso es lo bonito.
En realidad, hay gente que no la puede ver porque le impacta, lo ha vivido...
Me parece súper respetable. Creo que cada uno tiene que, al igual que la novela que hay gente que se la ha querido leer, gente que no, gente que prefiere leer otro tipo de cosas, gente que está menos de acuerdo, para mí todo es aceptable.
Cumplir los 30
Estás en una edad maravillosa para una actriz importante. Una edad para trabajar más que nunca, por todo, dejarse ver también en eventos, disfrutarlos. Hay una parte de disfrutar de ser actriz, de tener éxito y te ha pillado con el confinamiento ¿Cómo lo vives?
Es muy curioso que en estos meses donde la vida está tan parada, mi carrera más está despuntando. Hay algo raro de haber estado viendo Patria, nunca me han felicitado tanto por un trabajo, y a la vez, la época en la que más sola he estado en mi vida. Es muy contradictorio y es una suerte porque ya no es solo Patria, también Loco Por Ella, la terminamos diez días antes de la declaración del Estado de Alarma y del confinamiento. Y al final, la suerte de tener proyectos de antes, hace que cuando todo este parado a ti se te esté viendo y estés en boca de la gente y que el teléfono suene. Porque justo, hay muy pocas caras que en este momento se estén viendo. Pero, por otro lado, es una de las épocas más tristes de mi vida. Es que es muy raro. Estar lejos de mi familia, mis sobrinos. Les he visto por supuesto en verano, he estado con ellos.
Cuando pensábamos que todo iba a acabar.
Sí, es una mezcla de muy feliz, por un lado, muy triste por lo que está pasando por otro. Más que por mí, me entristece en general no tanto yo, sino la situación y el “¿hasta cuándo?, ¿cuánto va a durar esto?” Y luego egoístamente, eventos… estuve en los Premios Forqué, se pudieron hacer. Y lo he vivido más, he vivido más eso, que la naturalidad del día a día.
Incluso ya no pasa eso de ir a un restaurante y que alguien te reconozca...
Claro, y además ahora cuándo voy a un restaurante, lo hago más agobiada, miro cuántas ventanas hay y es lo que hay que hacer porque hay que tener mucho cuidado. Pero lo estás pensando y ya no estás del todo relajada, estás todo el rato con la mascarilla puesta.
Yo creo que la gente ya no se acerca igual, porque sabe ya es más que un incordio es un problema de salud.
Pues, aun así, se me han acercado más que en toda mi vida. Y lo noto. También me ha pasado que generalmente los proyectos que he hecho, mi look es tan distinto. Ahora estoy bastante parecida a lo que yo llevaba en Patria. Aún y todo, ya digo, sí que se acercan. Pero es distinto. Incluso cuando te piden una foto hay algo de “¿me la hago, no me la hago, se puede, no se puede?” Y siempre digo que con mascarilla. Claro, y es así, pero, si salgo tiene que ser con mascarilla. Además hay que dar ejemplo.
Creo que hay actores que van a algún coach especializado para gestionar el éxito. ¿Tú estás preparada para este éxito?
Hay casos de éxito que son de un día para otro. Eso ¿cómo te lo comes? O como los chavalitos de Élite: es una barbaridad. O La Casa de Papel. Lo mio, es distinto. Al final la cara visible quizás ahora se está viendo más. Con Sé quién eres hubo también un momento... Pero yo llevo trabajando desde los dieciséis años, ha ido todo poco a poco. Pico pala, pico pala. Que si teatro, que si una peliculita de secundaria. Ya no me pilla ni con veinte, ni de golpe. No he necesitado nada en especial. Aunque tengo mi psicólogo. Considero que es una maravilla ir a terapia y ayuda mucho para ser mejor persona, en general. Sí, vas allí y puedes decir: “pues no somos perfectos”. Está muy guay encontrar donde puedo mejorar.
Luchando mucho imagino
Sí, y he trabajado en la tienda de Movistar, he estado en el Tommy Mel’s poniendo hamburguesas. Entonces en mi caso no necesito un psicólogo para el éxito. Bueno, te lo digo ahora, quién sabe.
Loco por ella: Carla, Adri y la comedia romántica
Y ahora acabas de estrenar Loco por Ella. Háblame de la película.
Es la hostia esa película. Creo que va a sorprender un montón en ese sentido. Por supuesto. No te voy a decir que no es una comedia romántica porque lo es, pero hay un mensaje detrás. La gente se va a reír, le van a entrar mariposas en la tripa por la historia de amor. Pero además tiene fondo. Estamos hablando de que Adri se enamora de Carla. Carla es maniacodepresiva con bipolaridad y está en un centro psiquiátrico. Es una manera muy bonita de abordar los personajes que están dentro del centro, no se queda solo con la parte del romance, aunque por supuesto es el hilo conductor. Pero creo que va a pasar algo que, de primeras, los adolescentes la verán: por el cartel, título... Y de repente va a haber gente adulta que la vea y le va a encantar. El guion Eric Navarro y Natalia Durán, va a tocar y creo que va a funcionar mucho el boca a boca.
Es un papel de ensueño ¿no? Un papel de alguien tan frágil y cambiante emocionalmente para una actriz debe ser un regalo.
Y yo además como no soy loca en mi profesión ni nada. Me encanta meterme en los personajes, de Carla la he disfrutado muchísimo. Tiene mucho drama. Tiene una parte los maniacodepresivos en la que se aprende mucho. En nuestro lenguaje, las manías son otra cosa, pero en el lenguaje más psiquiátrico, manía es una especie de euforia, como una hiperactividad emocional. Un subidón. Y Carla padece más el tipo, hay gente que es más depresiva y hay gente que es más maniaca, pues Carla es mucho más maniaca. Y claro, rodar eso es muy divertido. Lo que pasa es que las consecuencias son devastadoras.
Es un papel de ensueño ¿no? Un papel de alguien tan frágil y cambiante emocionalmente para una actriz debe ser un regalo.
Y yo además como no soy loca en mi profesión ni nada. Me encanta meterme en los personajes, de Carla la he disfrutado muchísimo. Tiene mucho drama el personaje. Pero también tiene una parte los maniacodepresivos en la que se aprende mucho. En nuestro lenguaje, las manías son otra cosa, pero en el lenguaje más psiquiátrico, manía es una especie de euforia, como una hiperactividad emocional. Un subidón. Y Carla padece más el tipo, hay gente que es más depresiva y hay gente que es más maniaca, pues Carla es mucho más maniaca. Y claro, rodar eso es muy divertido. Lo que pasa es que las consecuencias son devastadoras.
Convivir con las Redes Sociales
¿Y cómo gestionas también tus redes sociales? ¿Crees que tu Instagram puede ser una parte importante de tu vida?
Lo es, por nivel de horas. Te mentiría si te dijese “nah, Instagram no es nada”. Aunque yo no soy un tipo de Instagramer en ese sentido, no cuelgo muchísimas fotos, tengo un perfil que prefiero dar una imagen natural, más yo, sin enseñar mi vida porque soy bastante guardada con lo mío. Pero soy consciente de para que se usa, y yo sé la imagen que quiero vender. Yo sé también que no quiero llegar a ser instagramer porque, por otro lado, para el tipo de películas o el tipo de cosas que quiero hacer también podría perjudicar. Que no es que me parezca bien. Puedes ser instagramer y tener siete millones de seguidores y ser maravillosa como actriz. Pero bueno, hay algo que está contagiado que es “o eres Instagramer o eres actriz.” Jennifer Lawrence o Emma Stone, no tienen Instagram, por ejemplo. Y ahora esto se lleva: estar del otro lado. Y por mi forma de ser tiro más para esa tendencia, me noto un poco anticuada y que me sobrepasa un poco el tema de los stories, los filtros. Y por parte de base, siempre digo “libertad, que cada uno haga lo que le dé la gana” pero para mí hay algo que digo “wow, todo el mundo está hablando a cámara”.
Y con filtros.
Sí. Yo cuándo le doy al filtro y lo pongo en mi cara, y me cambia la cara. Y nos estamos acostumbrando a ver otras caras y todas las caras son iguales. Se habla como si... “me estoy comiendo una ensalada”. No es que estés haciendo el tonto poniéndote un filtro, sino que tu día a día es ese filtro. Eso a mí... y digo “seré que soy anticuada” ¿sabes? Me pregunto esto, pero hay algo como que me da miedo.
Si no te sale es por algo....
Ya no voy a que no me salga. Yo sé que yo no lo haré. Pero es que me da miedo cómo afectará a las generaciones más jóvenes. Se están acostumbrando a verse con unas bocas enormes, con unos ojos enormes, con una piel perfecta. Es que, si antes teníamos el problema de que las marcas nos vendían la extrema delgadez o las pasarelas. Nos vendían eso. Ahora sin querer está pasando con Instagram y estamos buscando y me da miedo que se acepte menos la imperfección que es maravillosa. Y al final hay que mirarse en el espejo
Pero es que la gente ahora, se mira en Instagram, no en el espejo. Y ahí es dónde me digo si me estoy quedando anticuada y me digo: “ay deja a las chavalas que utilicen esos filtros si quieren”.
¿Y aun así pasas muchas horas en Instagram?
En mi día a día sí lo utilizo más viendo, que yo dando información. Lo primero que hago sin mirar el móvil, es achuchar a mi perro, a mi gato, me hago el café y el momento del café me encanta y lo primero que hago es abrir Instagram un momento para ver si hay notificaciones y luego ya siempre abro El País. Me pongo a mirar noticias. Twitter me gusta mucho cuándo pasa algo impactante en el mundo. Por ejemplo el asalto al Capitolio.
¿Qué es para ti lo mejor y lo peor de ser actriz?
Es muy difícil decir una sola cosa que sea lo mejor porque lo mejor se resume que es mi vida. “¿Qué serías si no fueras actriz?” Haría mis obras de teatro, escribiría, si tengo que depender de que me llamen y no me llaman, algo se me ocurriría. Es tan bonito. Para mí, fíjate lo que te digo, dentro de como yo veo la profesión, hay un acto de empatía y de psicólogas con cada personaje de humildad, de no juzgar y de entender. Y eso me lo llevo muchísimo a la vida. Empatizo con una piedra.
Hay algo muy bonito en la profesión. Y la manera de desconectar de la vida. El otro día tuve una charla con gente que me hacían esta pregunta de “¿cómo desconectas del personaje?”, “¿te llevas cosas de los personajes?”
Y a mí me ha pasado un poco al revés. Susana es una persona que se planta ante la gente y generalmente es buen rollo, sonríe. Y hay veces que no me apetece eso, pero yo tengo esa máscara y todos sin querer la tenemos. Cuando estás haciendo un personaje, no estás con máscaras. Me ha pasado más, que los personajes me han permitido conocer cosas, conocer terrenos que Susana no se había permitido ser nunca.
¿Y lo peor?
No hay nada que diga “no me gusta” esto lo sé también. Quizá la parte más de cuando estás en una época un poco complicada de tu vida, gestionar a ciento cincuenta personas en un rodaje o más que un rodaje, en un rodaje te respetan mucho tus momentos. Puede ser duro un rodaje donde no te entiendas tan bien o donde la gente no se toma en serio la profesión. Que le importe más que en un plano este guapa a cómo interpreto, por ejemplo. Y quizá, todo el tema de las sesiones de fotos. Hablo de cuando tengo un mal día, porque cuando tengo un buen día jugar a ser una diva es divertido. Si tienes un mal día y tienes que estar sonriendo, sacando la cara Susana que yo sé que muestro, es más duro.
También has grabado Fuimos Canciones ¿Habéis rodado durante la pandemia?
Sí. Y ha sido otro mundo. Nosotros, las actrices y los actores estamos acostumbrados a hacer piña en rodaje, como equipo, se hacen como unas colonias, como de unas vacaciones, bueno, pero trabajando.
Es como un “Gran Hermano”.
Sí, totalmente. Y aquí, ha sido muy raro, porque hay gente del equipo a la que no le he visto la cara.
Qué triste.
Por un lado, por supuesto estoy agradecida de haber trabajado en pandemia. Pero con todos los controles, y con todo. Incluso para comer, como el equipo se tiene que quitar las mascarillas, las actrices comíamos solas. Entonces hay caras que si me las cruzo por la calle y no voy a reconocerlas. No voy a poder saludar a esas personas. Y luego el contacto, el contacto humano. Es muy raro. También te digo, yo todavía que me puedo quitar la mascarilla, pero para la gente del equipo artístico, técnico, para ellos sí que tiene que ser más fuerte todavía. Yo al final, con María, con Elizabeth, podíamos tocarnos, porque teníamos todos los controles. Pero, todo el equipo técnico, es muy triste. Y se pierde mucho, es muy frío.
También esto pasará...
Esperemos. Y que aprendamos de esto también, para que no vuelva a pasar. Porque va más allá. Ya no es la pandemia, es la globalización.
Y sobre tu generación, la de las mujeres que hoy tenéis treinta años. ¿qué te gusta?
A parte de la mujer, nosotros, los de los noventa, hombres y mujeres, somos la última generación entre internet, móvil. Yo he llegado a vivir la vida sin móvil, sin tener que desenchufar el cable del teléfono para conectar, si te llamaban no había internet. Me acuerdo de no tener ordenador. Ahora para la generación de los 2000 ya estalla la tecnología ¡“pum”! Se la han comido. Y luego, hablando de mujeres, hay algo muy bonito, que lo estoy viviendo yo, y gente más joven y sobre todo gente de cuarenta te puede decir lo mismo. En los últimos años, se ha empezado a dar voz, la gente se está empezando a manifestar. Cuándo era más pequeña, cuando tenía dieciséis, diecisiete años, cuando fui a mis primeros castings cuando empezaba, yo pensaba que tenía que ser la más guapa en el casting, pensaba que, si no, no me iban a coger. Eso, ni se me pasa por la cabeza ahora, ojo, queda muchísimo camino todavía, y eso sigue pasando, también estoy en otro sitio colocada como actriz entonces ya conocen mi cara. Pero sí que hay algo de todas las manifestaciones que está habiendo, todo lo que está pasando ahora, el movimiento “me too”.
Y muchas se han negado al photoshop y apoyan los movimientos bodypositive.
Sí, pero luego está el contraste con Instagram. Es muy raro. Tengo la sensación de que eso era más hace cuatro años igual. No tanto ahora, la naturalidad, el “free the nipples”, o sea, “no pasa nada”. Pero si yo ahora hubiese tenido dieciséis años, no sé si me sentiría tan libre como ahora con treinta, con toda la movida que hay con las redes, con cómo se ve a la mujer, con todo lo que se exige ahora. Creo que es gracias más a mi edad, que a como están las cosas. Creo que estamos yendo un poco para atrás otra vez.
Todo tiene su ritmo y al final siempre se ajustan los fenómenos que van tan rápido...
Mira, pero lo bueno que sí que hay ahora es voz. O sea, ahora hay algo que, Emma Watson (lo digo porque es una de las primeras), Pink, Michelle Obama... Porque claro internet tiene lo malo, pero también tiene lo que es la hostia, perdón, lo que es buenísimo. Porque puedes escuchar a mujeres hablando, directamente se puede decir lo que se piensa, no nos pueden callar, aunque lo intenten. Y eso también es muy guay. Creo en eso más que en lo negativo, veo mejoras hacia un futuro. Creo más en ese movimiento.
Verdadero o falso con Susana Abaitua
¿Verdadero o falso?: “los treinta son los nuevos veinte”.
Verdadero, o eso espero.
¿Y hay mucho adultescente, en general?
Sí, sí. Pero es que, joder, tener un hijo a los treinta ahora mismo, te sientes joven. Antes, ya era una edad de “oye ten cuidadito...”. Lo creo de verdad, en ciertas cosas sí, has vivido treinta años y tienes cierta madurez que no tienes a los veinte, pero se considera distinto.
¿Como actriz, tienes miedo a envejecer? ¿verdadero o falso?
Te diría falso, por una cosa que creo de verdad. Me gustaría intentar envejecer y me parece precioso. Pero también hay una parte de verdadero, porque te da miedo que te dejen de llamar. Me encantaría que fuera falso por que esto, que está cambiando y que está empezando a pasar siga cambiando y siga interesando quelas muejeres de todas las edades sean protagonistas de películas, de series. Si eso pasa, te diría falso.
¿Verdadero o falso? “Tu generación pasa la vida en Instagram y pensando en el postureo y se pierde vivir.”
Mi generación, la mía, falso sin quitarle que por supuesto está en Instagram. Pero hemos vivido lo otro así que sabemos lo que hay. Pero hay mucho Instagram también. Es que te estoy contestando muy ambiguo a todo.
Es que no hay nada blanco o negro.
Claro, es un falso entre comillas, porque claro que he visto a gente que se pierde, pero lo veo más en chavalas de veinte años que de treinta.
¿Verdadero o falso?: “La mujer de treinta ya no tiene la presión de antes para ser madre.”
Yo creo que ya no la tiene, verdadero. Pero quieras o no, sí que hay un reloj biológico y sí que hay un miedo porque dices “ya, ¿y si a los treinta y cinco no puedo tenerlos?”. Pero no es tanto por la presión social, sino más personal. Antes lo marcaba la sociedad, y ahora creo que es más que una misma dice “uy, yo ahora un hijo a los treinta no.” Y, sin embargo, tienes a tantas amigas, tantos familiares más tarde queriendo tener hijos y es más complicado que te pesa. Yo sí que noto terminar una pareja con veinticinco años que con treinta. Ahora dices: “uff, hostia.” Y eso no me pasaba con veintisiete que me decía: “Uy, soltera, que alegría”. Eso cambia. Te diría que mi año en concreto es este año de los treinta que me ha pillado la pandemia y cumplir treinta años. Y no me veo con una crisis de los treinta, estoy feliz con mi vida a nivel personal y profesional. Pero sí que te cambian las preguntas en la cabeza, un poquito. En un año: ¿Cómo es posible?
¿Verdadero o falso?: “La pandemia y el confinamiento ha sacado lo mejor de nosotros.”
Hace cinco meses te hubiese dicho: verdadero. Ahora te digo que falso. Somos unos románticos de la vida, e idealizamos. En el confinamiento nos decíamos “me voy a encontrar conmigo misma, voy a hacer algo por mi, voy a pintar.” Y un ratito está muy bien y realmente creo que el parón mundial se vio hasta en la tierra: todo más verde, todo más bello... Algo pasó. Pero después de un año estamos deprimidos. Esto es muy triste. Y somos seres sociales. Empezamos con un “¿quién nos lo iba a decir?”, pero basta ya de vivir acontecimientos históricos, todo el día. Que si el Covid, que si Filomena, que si el capitolio... Yo solo digo: “un poco de normalidad por favor, una cervecita...” Y eso que yo tengo suerte, no quiero ni pensar en México, en África. Y en gente de aquí, mucha, que tiene otra suerte también.
Fotos: Cuco Cuervo para Villarrazo Comunicación.
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