Las niñas es una de las películas que más papeletas tiene para arrasar el próximo 6 de marzo en la ceremonia de entrega de los Premios Goya. Parte con nueve nominaciones, entre las que destacan Mejor actriz de reparto para Natalia de Molina, Mejor dirección novel, Mejor guión original y la más importante de la noche: Mejor película. Para este, además, suena como la favorita por la dulzura y el realismo con el que retrata la infancia de las mujeres de toda una generación. Los expertos de Espinof opinan que "no es habitual encontrarse con óperas primas tan seguras de sí mismas" y coinciden con los de Sensacine en que "es una bomba potentísima que explota como los peta-zetas en la memoria de las españolas adultas de hoy".
Lo de Pilar Palomero ha sido llegar y besar el santo. Con su primer largometraje ha ganado la Biznaga de oro en el Festival de Málaga y tiene muchas papeletas para llevarse también el máximo galardón otorgado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. La zaragozana es también autora del guión. Aunque todavía puede verse en salas del país, está disponible en streaming hasta el 3 de marzo en Movistar+. Estos son todos los motivos por los que nos ha enamorado y por la que deberías verla.
Su ambientación en 1992
El año 1992 fue uno de grandes eventos internacionales en España: Los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla... Y también de protestas por el cierre de fábricas y el desmantelamiento industrial que acabarían con el incendio con cócteles molotov del parlamento regional en Cartagena, tal y como retrata un documental nominado también (y favorito) en esta edición de los Goya: El año del descubrimiento.
Otras obras que en los últimos tiempos se han sumado a retratar la importancia de esta fecha son la novela Vozdevieja de Elisa Victoria (Blackie Books, 2019) o Y ahora lo importante (Cabayo de Troya, 2018), los diarios de adolescencia de Beatriz Navas Cortés. En Las niñas vamos a encontrar de fondo, como parte de la ficción, muchos detalles que formaron parte de nuestras vidas reales: programas de televisión, campañas de prevención del VIH, la grabación de casetes como expresión máxima de la amistad...
La historia de nuestra infancia
Con esta película pasa un poco como cuando se lee el hit editorial Panza de burro de Andrea Abreu (Barrett, 2020): que se tiene la sensación de que, por fin, nuestra infancia toma el protagonismo. Sobre todo, representada de una forma que toma nuestras experiencias en serio y aborda problemáticas reales como la dificultad de alcanzar el juicio autónomo y la reflexión independiente creciendo en una sociedad sexista.
¿A que no te habías dado cuenta hasta que no lo viste en la película de lo horrible que era la canción de ese juego de palmas cuyo protagonista era el capitán de un barco inglés con una mujer en cada puerto? Lo maravilloso de su guión reside en su sutilidad a la hora de reflejar el sexismo y los micromachismos que entonces se nos pasaban por alto.
Universo femenino
Pilar Palomero retrata la sociedad española de 1992 a través de los ojos de las niñas protagonistas, estudiantes de un colegio femenino de monjas de Zaragoza. Son muy pocos los hombres que aparecen en todo el film y el mundo de las protagonistas lo habitan únicamente mujeres. Están interpretadas, además, por unas jóvenes actrices que transmiten un candor y naturalidad arrolladora. De su mano asistimos a esas primeras grietas en la inocencia, donde empieza a aflorar la curiosidad por el cuerpo, el sexo y el mundo exterior más allá de nuestras casas y familias.
La importancia de una educación igualitaria
La película se ambienta en una época del postfranquismo en la que el PSOE llevaba ya gobernando 10 años y había extendido el Estado de bienestar. Sin embargo, podemos comprobar cómo a principios de los 90 la educación seguía siendo reaccionaria y misógina, en especial, en los centros católicos.
Mientras que en el colegio las protagonistas ven películas religiosas, juegan en el patio cantando canciones populares machistas o aprenden a coser, fuera bailan, prueban el alcohol y el tabaco y exploran con la curiosidad aventurera de un ser humano en crecimiento.
Fotos | Las niñas
