La escena del cruce de piernas de Sharon Stone en Instinto Básico es una de las más icónicas de la historia del cine. Sin embargo, 20 años después de haber sido rodada seguimos conociendo nuevos detalles sobre la misma. Aunque, en esta ocasión, sobre lo acontecido detrás de las cámaras. Una situación que recuerda al abuso que se produjo durante la grabación de la famosa secuencia de la mantequilla en El último tango en París de Bertolucci. Ha sido a raíz de la autobiografía sobre la actriz estadounidense que se publica en inglés el 1 de abril.
The Beauty of Living Twice (La belleza de vivir dos veces) es el título del libro que la editorial Knopf publicará en Estados Unidos en poco más de una semana. En sus páginas, a las que ha accedido en exclusiva Vanity Fair USA, Stone hace un repaso a su apasionante vida y confiesa que la engañaron para que se quitara la ropa interior en Instinto básico.
"Que el blanco reflejaba la luz" fue la excusa elegida para alegar que la toma quedaría estropeada si no se hacía así. La intérprete asegura que le prometieron que su vulva no aparecería en pantalla. Sin embargo, ya sabemos cómo terminó la historia.
Sharon se enteró del cambio de planes durante el visionado de la película en una sala llena de gente, previamente al estreno. Se enfadó tanto que, antes de abandonar la sala, fue hasta la cabina de proyección y abofeteó al director Paul Verhoeven. Después llamó a su abogado para encontrar una forma de impedir que la película viera la luz. Quería "obtener una orden judicial” que la calificara de pornografía, teniendo en cuenta que era 1992 y el sexo en la pantalla era menos explícito entonces.
Verhoeven, por el contrario, no le dio ninguna opción para que las cosas pudieran ser finalmente de otra manera. “Yo era solo una actriz, solo una mujer: ¿qué opciones podía tener?", describe la intérprete en la biografía. Así que decidió permitir la escena que la acabaría convirtiendo en una estrella "porque era correcta para la película y para el personaje y porque, después de todo, lo hice".
Stone tenía 32 años cuando se metió en la piel de Catherine Tramell, la escritora que apuñala a su novio con un picahielo mientras mantienen relaciones sexuales. Llevaba 18 años en la industria y no había logrado hacer despegar su carrera así que se tomó aquel proyecto con Michael Douglas como su última oportunidad antes de "envejecer" sin haber conseguido meterse "en el negocio".
El productor se encargó de hacerle saber que ella no había sido la primera opción para el papel sino la decimotercera y aunque finalmente el triunfo llegó, se trató de un rodaje que califica de "espantoso". Lo ejemplifica desvelando que se levantó sonámbula tres veces durante la produción: "dos veces completamente vestida en mi coche en el garaje. Tuve horribles pesadillas", cuenta de su propio puño y letra en la biografía.
Tal y como avanza la sinopsis de The Beauty of Living Twice, es un libro "para los heridos y para los supervivientes. Una celebración de la resiliencia y la fuerza de las mujeres... Una prueba de que nunca es demasiado tarde para alzar la voz y contar la verdad". Además, de lo ya mencionado, Stone ha escrito sobre el ictus que casi lo cuesta la salud y todo lo que había conseguido en la vida. Habla de su lenta recuperación "en un negocio que no acepta el fracaso y demasiadas voces son silenciadas".
El lector también descubrirá cuáles han sido sus mayores decepciones y grandes logros, cómo pasó de "una infancia traumática y violenta" a construir una carrera dentro de una industria que "de muchas formas también reproducía los mismos abusos", además de desgranar el significado de la vida que encontró en sus hijos y en las causas humanitarias en las que ha colaborado.
The Beauty of Living Twice: Sharon Stone
Fotos | Amazon e Instinto básico.