Aunque podamos pensar que la historia de los implantes mamarios, tanto para reconstrucción como para aumento de pechos, es algo reciente, la realidad es que cuenta ya con más de un siglo de vida. A finales del siglo XIX, concretamente en 1895, podemos encontrar la primera intervención de aumento de pecho documentada, realizada por Czerny, un cirujano de la República Checa, a partir de un lipoma o tumor benigno de la espalda de la paciente.
Desde entonces se han utilizado distintas técnicas y materiales para realizar los aumentos y reconstrucciones de pecho: se han estudiado distintos materiales, se ha invertido en investigación y desarrollo para llegar hasta donde estamos hoy. Este es un breve repaso sobre la historia de los implantes de mama, con sus hitos más importantes.
Los primeros implantes mamarios: ensayo, error y acierto
Como hemos apuntado, los primeros implantes mamarios podemos encontrarlos documentados a finales del siglo XIX. En torno a esos años se comenzaron a probar distintos materiales para la fabricación de los implantes, no todos con el mismo éxito: mientras que el injerto de piel de Czerny fue todo un acierto, las inyecciones de parafina Robert Gersuny en 1989 supusieron un sinfín de complicaciones en las pacientes, obligándole a abandonar este método.
Durante la primera mitad del siglo XX se siguió experimentando con diferentes materiales de lo más diversos: desde la citada parafina líquida y otras sustancias derivadas del petróleo hasta esponjas de polímeros de plástico, cartílago y otros materiales sintéticos.
Los resultados estéticos que ofrecían estos materiales no eran satisfactorios y, más importante aun, las complicaciones que aparecían en las pacientes (infecciones, contracturas, migraciones de los materiales a otros tejidos) eran muy numerosas.
El éxito de los implantes de silicona
No fue hasta la década de 1960 cuando comenzaron a utilizarse los implantes de silicona, parecidos a los que se usan en nuestros días. Los cirujanos norteamericanos Croning y Gerow utilizaron unas bolsas de lámina de silicona rellenas de aceite de silicona para uso médico para realizar sus implantes mamarios.
¿Qué es lo que hace que la silicona sea una buena opción para este tipo de implantes? La silicona de uso médico tiene una serie de características como su biocompatibilidad (no provoca efectos indeseables en el paciente o receptor del implante), su biodurabilidad (no se deteriora con el paso del tiempo), el hecho de que es un material hidrófobo (repelente al agua), tiene una gran estabilidad química y térmica y una baja tensión superficial.
A partir de entonces comenzaron a usarse implantes de silicona con moléculas de alto peso molecular, que se hicieron muy populares en la década de 1970 ya que presentaban un bajo índice de ruptura (un problema frecuente en los primeros implantes), aunque sí eran susceptibles a sufrir otras complicaciones como contracturas capsulares o movimiento de los implantes.
En la década de 1980 se generalizó la utilización de implantes realizados con moléculas más pesadas y con un recubrimiento de poliuretano, que redujeron notablemente el número de complicaciones sufridos por las pacientes. Dejaron de usarse por una asociación (que luego se demostró errónea) con la proliferación de lesiones tumorales.
Esto propició, sin embargo, que la investigación se centrara en los implantes de silicona con recubrimiento de elastómero de silicona: estos implantes redujeron el riesgo de contractura capsular al mismo tiempo que daban un aspecto mucho más natural al pecho operado. Durante este tiempo se popularizaron también los implantes rellenos de solución salina.
Siglo XXI: luces y sombras
Una de las sombras en la historia de los implantes mamarios fue el escándalo de los implantes PIP, que comenzó a investigarse en los primeros años del siglo XXI y que llegó al gran público aproximadamente hacia el 2010. Fue un caso muy sonado a nivel mundial: solo en España 18000 mujeres fueron posen implantes PIP.
La empresa francesa PIP (Poly Implant Prothèse), la cuarta productora mundial de implantes mamarios, produjo durante años unos implantes a bajo coste realizados con un gel no homologado. Esto hacía que las prótesis se rompieran con cierta facilidad y que dieran lugar a efectos indeseados como reacciones inflamatorias. Finalmente, fueron prohibidas a escala mundial en 2010.
Actualmente la seguridad de los implantes usados en los aumentos de pecho y las reconstrucciones mamarias está totalmente controlada por distintas agencias. Los implantes que podemos encontrar hoy en día son seguros, fiables ya prueba de ruptura tras pasar los controles necesarios.
El desarrollo e inversión en investigación ha hecho que hoy en día contemos ya con implantes de silicona de quinta generación, que se utilizan tanto para reconstrucciones mamarias tras una mastectomía como para realizar aumentos de la talla del pecho con un fin exclusivamente estético. Estos implantes contienen un gel de silicona semisólido que reduce significativamente los problemas de fugas.
La investigación alrededor de los implantes de mama ha dado lugar a una mayor variedad en cuanto a formas, texturas y tamaños, que nos permiten elegir entre muchas opciones para encontrar la que sea más adecuada en cada caso. La ayuda de buenos profesionales médicos es inestimable para conseguir un resultado satisfactorio.
Imágenes | iStock
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