De merienda con Tiffany&Co: una cita con Elsa Peretti

Aunque la película es Desayuno con Diamantes porque Audrey Hepburn tenía costumbre de desayunar frente a la joyería Tiffany & Co, yo puedo decir “Merienda con plata”. Y es que la firma de joyas nos invitó a una merienda muy coqueta, rodeada de impresionante joyas en plata firmadas por Elsa Pretti.

La firma americana se adapta a las nuevas tendencias con espectaculares creaciones en plata o metales vanguardistas. Esta Navidad, una de las propuestas más llamativas de la firma son los atemporales diseños de Elsa Peretti.

Durante la merienda además de exquisitos bizcochos, variedad de quesos y mucho dulce, nos pudimos deleitar con alguna de sus joyas. No sólo las vimos, también nos las probamos. Piezas perfectas para lucir durante el día y también por la noche. ¡Son Tiffany&Co! Un regalo ideal de Navidad.

Elsa Peretti diseña piezas especiales y con todo lujo de detalles. Me fascinan las joyas de elegantes curvas pulidas. Es el caso de los brazaletes que se adaptan a tu muñeca, dependiendo de si lo vas a lucir en la muñeca derecha o en la izquierda.

La diseñadora italiana tiene diferentes inspiración en cada una de sus piezas. Sus corazones abiertos son muy representativos y nos explica su origen:

Estoy convencida de que la idea de que mi colección más vendida brotó desde un hueco de una gran escultura de Moore. Nadie vió un corazón allí. Sólo yo. La forma estaba alli, en metal. Lo que no sabía calcular era como podía colgarla de una cadena. Mr. Kalich, por entonces Director de Tiffany, me sugirió con su fuerte acento alemán: “¿Porqué no lo enganchamos?” El estaba tan alucinado con el primer diseño que se lo regalé a su novia.

Pulseras, gargantillas, colgantes y hasta cinturones y bolsos componen la gran varieda de la colección de plata. Diseños exquisitos pero muy juveniles,

Me llama especialmente la atención ciertas pìezas con formas de huesos. Nunca me lo hubiera espera en esta firma. Pero la diseñadora nos explica su original inspiración:

Mi cariño hacia los huesos no tiene nada de macabro. Cuando era niña, visité un cementerio del Siglo XVII de un convento de Capuchinos con mi niñera. Todas las habitaciones estaban decoradas con huesos humanos. Mi madre me hizo devolver varias veces al cementerio algunos huesos que escondía en mi bolsillo. Las cosas que te prohíben se te quedan en la mente para siempre. Más tarde, comencé a coleccionar huesos y empecé a diseñar objetos siguiendo sus bellas formas.

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