De todo lo que he visto en la Semana de la Moda de París hasta ahora, mi nombre favorito de ésta, ha sido Gareth Pugh. La colección que presentó el inglés es de las de quitarse el sombrero. La pasarela convertida en escenario de arte, como sólo los grandes diseñadores pueden hacer.
Bien es cierto, que las propuestas del joven diseñador (nada más tiene 31 años), son exclusivamente para mirar, pero siempre tiene que haber alguien que cuide nuestros sentidos, ya que el placer de la vista y poder observar tales diseños, no tiene precio. Su carrera se ha asentado en la novedad, en transgredir en su contexto, como es la pasarela, y jugar con las formas geométricas.
Esto último en París lo ha vuelto a hacer. Ha reinventado a la mujer y la ha llevado a varios siglos por delante, tantos que a uno se le queda corto el adjetivo futurista, más bien crea su mundo Gareth Pugh con cada desfile.
Para la temporada primavera-verano del año que viene, Gareth Pugh toma de inspiración la época del Greco, entre otras apreciables en su colección. Vemos los vestidos con la gola de ese momento, sólo que aquí coge un esplendor esta parte hasta límites incalculables. Bien sólo en blanco, o combinando este color con el negro.
El juego de los opuestos lo va a mantener en todas las prendas. Bien prefiera los pliegues más modernos, o los acabados propios de un ciborg, no hay límites, ya que si se acaban las formas, entran otras plisadas, a capas o rectangulares. Todo un placer a la vista.
Los vestidos se transforman, los abrigos no son simples prendas para cubrirse del frío, y los acabados de las prendas, son orgías de formas geométricas. Matrícula cum laudem de nuevo para Gareth Pugh, por innovar y por atrevido, moda en estado puro.
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