En su momento nos hicimos eco de todos los asistentes a la fiesta que organizó Louis Vuitton en su tienda del SoHo neoyorquino para presentar su nueva colección en homenaje a Stephen Sprouse. Y hasta del último posado de Marc Jacobs desnudo con dicha colección. Por lo que sólo faltaba ver de qué trataba este homenaje.
Aunque antes de ir hacia la colección, es mejor dar a conocer quién era Stephen Sprouse, por si alguien se encuentra perdido, que ahora es tal la vorágine de nombres que no se puede estar a todo.
Stephen Sprouse fue uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Su obra consistió en la revisión del pop art o de la cultura popular desde una visión punk y pop como él mismo decía. Nació en 1953 y murió en 2004 a los 50 años por un cáncer de laringe. Anteriormente ya había conseguido el éxito con sus diseños novedosos basados en el graffiti.
Desde 1983 empezó a lanzar sus propias colecciones, recibidas por la crítica con grandes elogios, vendidas en las mejores tiendas pero para sorpresa de cualquiera, en junio de 1985 el propio diseñador se declaró en bancarrota debido a problemas económicos.
Tras intentos por retomar el negocio, no será hasta 1987 cuando Knoll International presta el apoyo financiero para que Sprouse pueda seguir creando arte. En estos años sigue incorporando diseños de Andy Warhol y de la estética punk inglesa, que le van a ir caracterizando. Sólo que las ventas no le acompañan de nuevo y en 1988 de nuevo pierde el apoyo financiero, teniendo que cerrar el negocio.
En 1992, los grandes almacenes Bergdorf Goodman le dan la posibilidad de diseñar una línea que se vendió poco pero que estaba cuidada al detalle, volviendo a revisar la estética punk pero con precios cercanos a los 500 dólares.
Este proceso de nuevas colecciones y pobres ventas le va a llevar hasta 2001, ni Vogue consigue revitalizar las ventas del diseñador que hasta elabora los uniformes de los trabajadores del Rock and Roll Hall of Fame de Cleveland. Es Marc Jacobs quien llega con su varita de genio rebelde y mediático, le ofrece una colaboración con Louis Vuitton y todas las prendas se venden al instante. ¿Magia? No, Marc Jacobs.
Posteriormente, en 2006, el diseñador neoyorquino volvería a usar las ideas de Sprouse y repetiría el primer éxito. Por desgracia ya era tarde para Stephen Sprouse, el cáncer de laringe había podido con él al igual que lo hicieron en su momento la inestabilidad económica y la falta de una imagen mediática.
Así que, Marc Jacobs vuelve a repetir la fórmula que ya le ha funcionado dos veces. Su genio le hace dar un aspecto rebelde a unos bolsos de miles de euros. Los lleva al punk, los inunda de graffitis o de flores y para retomar su buena imagen, al igual que hizo con la anterior colección, decide donar una suma desconocida a la National Academy of Design's Stephen Sprouse Scholarship Fund in memory of Sprouse.
Un genio revisitado por otro, pese a que el primero se quedase con el reconocimiento y el segundo con todo lo demás.
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