Tenía que llegar el momento de que una marca japonesa que participase en la Semana de la moda de Tokio, apostase por el look de teenager específico de la isla asiática. Tenía que suceder, más que nada porque es uno de los estillos que más caracterizan a la moda adolescente en Japón.
Aunque cuando hablamos de Ritsuko Shirahama no lo estamos haciendo precisamente de una línea destinada a las lolitas de la clase, sino más bien a aquellas con la veintena cumplida, con la cartera con cierto poder adquisitivo y que quieren seguir aparentando ser jóvenes. Nadie podrá negar que no ha visto ninguna turista de este estilo por su ciudad.
Es un estilo que siempre he encontrado hortera, nada compatible con el saber vestir y menos aún, con lucir uno mismo la línea con las mejores prendas. Aunque tampoco hay que exagerar, que la línea de Shirahama es lo suficientemente amplia para que haya alguna que otra propuesta interesante.
Y como es mejor empezar por lo positivo, que por lo negativo, rescato las dos únicas prendas que me han encantado. Son ambos vestidos, tanto el rojo de la izquierda, con un impecable escote en forma de palabra de honor minuciosamente decorado y con un largo muy sensual; como el verde de la derecha, apostando por el look poppie de los años 60s, como recién salida de un guateque sideral. Los círculos y el detalle del cinturón encajan perfectos con el estilo.
Después, ya viene lo prescindible. Comenzando por las prendas que ilustran la revisión, bien con transparencias en forma de blusa, con unos short anchos de hombre, unos peep toes de plataforma y unas medias hasta la rodilla. Por no hablar del esperpento de la "falda", formada por volantes y con un largo imposible, se combina después con los calcetines blancos finísimos y de nuevo esos peep toes horribles.
Si bien, no podían faltar las típicas faldas de cuadros que lucen las adolescentes japonesas, aunque también se someten a una remodelación, y lucen peor; en especial por la combinación con la que se presentan (la blusa, los calcetines y las plataformas...). El vestido blanco es más sufrido, aunque no deja de ser un vestido normal.
También intenta lucirse en las camisetas, pero ni por esas. Vuelos, tirantes anchos... Ritsuko Shirahama presenta hasta ahora, la línea más floja, lejos de la clase que sus compañeros de profesión, como Takumi Hatakeyama o Motonariono han hecho gala. Más que prescindible.
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