Se acercan los meses de verano y seguramente te estás preocupando por tu alimentación más que de costumbre. Suele suceder que, mientras comamos en casa, todo va bien: platos de verduras y legumbres, pasta y arroz integrales, carne sin grasa, mogollón de fruta... Pero ¡ay!, ¿qué ocurre cuando nos vemos obligadas a comer fuera de casa unos días? La cosa se nos va de las manos y caemos un poco en el descontrol.
En algunas ocasiones nos vemos arrastradas por el resto de comensales a pedir cosas de dudoso valor nutricional, tenemos que comer en locales de comida rápida o simplemente no nos vemos capaces de organizar nuestras comidas. Aquí tienes algunos consejos para seguir comiendo saludable aunque comas fuera de casa.
Situación 1: si vas a un restaurante
Esta realmente sería la opción más sencilla, ya que la mayoría de los restaurantes disponen de platos saludables tanto en primeros como en segundos entre los que podemos escoger. En cuanto al postre, la fruta del tiempo al natural está disponible en todos los restaurantes, sobre todo ahora en verano cuando podemos disfrutar de fruta de temporada tan rica como el melón o la sandía.
En el caso de que vayamos a compartir raciones como primer plato o entrante, la premisa siempre es servirnos en nuestro plato y no andar picoteando de un sitio y de otro, ya que así perdemos el control sobre lo que estamos comiendo. Además, yo suelo insistir siempre en que al menos uno de los platos de picoteo sea basado en verduras: corazones de alcachofa, parrillada de verduras, una ensalada... apostar por las verduras y huir de los fritos y rebozados siempre es una buena opción.
Si vamos a comer dos platos, podemos intentar que el primero sean esencialmente verduras o legumbres (guisantes con jamón, habas baby, puré de calabaza, gazpacho, ensalada de endivias, sopa juliana...) y en el segundo podemos hacer el aporte de proteínas mediante una carne magra o un pescado (azul o blanco).
Si comemos un solo plato tras los entrantes, una buena manera de ver si se trata de un plato saludable es comprobar si sigue la distribución de Myplate, que es bastante acertada: medio plato de verduras u hortalizas, un cuarto de proteínas y un cuarto de cereales integrales.
Situación 2: si vas a un local de comida rápida
Cuando salimos con nuestros amigos, o terminamos de fiesta a altas horas de la madrugada lo más habitual es recurrir a los locales de comida rápida. Algunos, como los nuevos locales de pizza situados en la zona centro de Madrid, incluso abren toda la noche. ¿Es posible comer de forma saludable en un fast food?
Si vamos a alguna de las cadenas de hamburgueserías seguramente optemos por una ensalada si es que queremos comer de manera saludable. Pero ojo, porque estas ensaladas pueden contener las mismas calorías que una hamburguesa y escasos nutrientes. No son mis locales favoritos porque, además, al ser vegetariana tengo muy pocas opciones, pero si me viera obligada a comer allí optaría por una ensalada sin pollo (si no la hay, pues lo aparto, qué le vamos a hacer) y con aliño de aceite y vinagre. Si la pedís con pollo, que sea a la plancha en lugar de rebozado. Y para beber, agua en vez de refrescos azucarados.
El caso más sencillo para mí es el del kebab: solo hay que pedirlo vegetal y sin salsa, y aliñarlo con un poco de aceite de oliva y especias. Pasa de las salsas que ofrecen con lo diferentes platos: a menudo van cargadas de grasas poco saludables, sal, azúcares y harinas para espesar. ¿Si pides un kebab vegetal no vas a tomar proteínas? Puedes completar el plato cuando llegues a casa, no worries.
Las pizzerías son el local más difícil para encontrar algo de comida saludable. Si bien la pizza tradicional se elabora con aceite de oliva y con alimentos de buena calidad, las pizzas que podemos encontrar en los locales de comida rápida suelen ser recalentadas y estar llenas de quesos muy grasos, una gran cantidad de sal y azúcar. Aquí cobra también mucha importancia el tamaño de la ración que comas: una ración de pizza (si eres vegetariano opta por una pizza vegetal o "de la huerta") debería ser suficiente para una persona. Sinceramente, si vamos a una pizzería guardo mi "comida trampa" para ese día, me como una porción de pizza cuatro quesos y me quedo como una señora.
No te obsesiones con la comida
Una cosa es salir una noche a cenar fuera y otra cosa tener que comer fuera todos los días durante un mes. Una comida fuera de tu plan saludable no va a afectar desmesuradamente a tu dieta ni a tu metabolismo: nadie sube de peso por comerse un día una hamburguesa, al igual que nadie adelgaza por comerse un día una ensalada. Es el conjunto de tus decisiones a lo largo del tiempo, junto con tu estilo de vida, lo que va a determinar si tu plan de alimentación saludable tiene éxito o no.
Si sales una noche por ahí y quieres darte un gustazo (y no es algo que repites cada día como un ritual), dátelo sin problemas. No hace falta que compenses nada al día siguiente con dieta más estricta ni con más ejercicio: cómetelo con gusto y vuelve a tus hábitos saludables habituales. Sin más. Solo asegúrate de que no se convierte en un hábito o en una manera de soltar la tensión o de aliviar el estrés.
La comida no es tu enemiga: deja de verla como tal. Come de forma saludable, cocina de forma sana y disfruta de cada bocado.
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