Septiembre, como enero, son los meses preferidos por casi todo el mundo para comenzar las dietas: la mayoría de la gente descuida lo que come durante las vacaciones, y eso, unido a que también dejamos un poco de lado el ejercicio físico termina traduciéndose en unos kilos de más a la vuelta del verano.
Ayer, primer lunes de septiembre, era el momento perfecto para emitir Dietas a examen: un programa en prime time presentado por el mediático cocinero Alberto Chicote en el que se pusieron a prueba diferentes métodos de alimentación con el objeto de ver si eran efectivos para perder kilos y qué efectos tenían en la salud de aquellos que los seguían.
Las dietas a examen
La premisa parecía prometer bastante: cinco dietas diferentes bajo la lupa para ver cómo afectan a nuestro cuerpo. La dieta paleo, la crudivegana, la dieta de los días alternos, la dieta proteica y la dieta mediterránea (esta última fue la elegida por Chicote para experimentar con ella: la ha seguido durante dos meses y ha perdido la friolera de 11 kilos) a examen. ¿Qué nos enseñaron sobre estas dietas?
La primera vez que vi el anuncio del programa en televisión ya me dio mala espina: hablaban de "dietas de adelgazamiento" y dentro del saco metían a la dieta paleo o paleolítica y a la dieta crudivegana. Estas dos dietas (si entendemos "dieta" como "modo de alimentación") no tienen como objeto la pérdida de kilos, sino que se realizan por otro tipo de convicciones: mejora de la salud, razones medioambientales, razones animalistas en el caso de la crudivegana... Pero no son dietas comparables a la dieta de los puntos o a la dieta disociada.
Ya dentro del programa dedicaron un tiempo a cada una de las dietas antes nombradas, y a alguna más que vemos a continuación:
La dieta proteica
Basada en el consumo alto de proteinas y en la que la pérdida de kilos va asociada al estado de cetosis. Se presentó en el programa el estado de cetosis como algo indeseable cuando realmente es un proceso más de nuestro cuerpo: cuando se reduce la disponibilidad de hidratos de carbono, también se reduce la cantidad de glucosa en sangre y nuestros niveles de insulina, y el hígado comienza a sintetizar cuerpos cetónicos para obtener energía.
Entrar en estado de cetosis es bastante complicado, mucho más si no se lleva una dieta muy controlada, ya que la ingesta de carbohidratos en nuestra dieta habitual (que evita que se produzca la cetosis) es muy normal. Al entrar en estado de cetosis se llega a los 3mM (milimoles) de concentración de cetonas en el organismo: este es el nivel óptimo para el funcionamiento de nuestro cuerpo.
¿Quiere esto decir que una dieta proteica sea la ideal para perder peso? Depende de la persona. Suele funcionar bien en casos de obesidad, pero siempre en un entorno controlado, pautada por un dietista-nutricionista y con controles periódicos.
La dieta de los días alternos
Una de las dietas más confusas que podemos encontrar, ya que divide los días de la semana en días de depuración (que ya en sí es un concepto erróneo), días de dieta y días "sociales". Esta dieta, lejos de inculcar unos hábitos alimenticios, anima a quien la siga a realizar días de atracones (porque puedes comer lo que quieras, que rara vez es sano) seguidos de días de semiayuno "para compensar".
No solo nos encontramos ante un planteamiento erróneo, sino que incluso puede ser peligroso: no fomenta una buena relación con la comida, promueve la idea de "alimentos prohibidos" y la idea de que podemos compensar una mala alimentación un día con comer poco al día siguiente. Esa puede ser la base de trastornos alimenticios importantes.
La dieta crudivegana
Hace poco hablábamos sobre comida crudivegana: los crudiveganos no consumen alimentos de origen animal (tampoco huevos, leche o miel) y además no cocinan los alimentos por encima de los 41 grados centígrados aproximadamente, que es la temperatura que pueden alcanzar a través del calor proveniente del sol.
Hasta ahí todo bien, pero debemos tener en cuenta que detrás de una alimentación crudivegana, vegana o vegetariana hay mucho más que una opción alimenticia. Estas dietas conllevan un estilo de vida concreto (del que, obviamente, forma parte la alimentación) y no son dietas de adelgazamiento: el hecho de pensar que por llevar una dieta vegetariana o vegana vas a perder peso es ya un error (productos poco sanos y muy calóricos como los donuts o las patatas fritas de bolsa son veganos o vegetarianos).
El crudiveganismo, como el veganismo o el vegetarianismo, no se basa en prohibiciones sino en ELECCIONES de estilo de vida #DietasAexamen
— Lady Fitness (@LadyFitnessMAD) 5 de septiembre de 2016
Un punto a favor del programa: la recomendación de la suplementación con B12. Todos los vegetarianos, veganos y crudiveganos deben suplementarse con esta vitamina, y esto debe estar pautado desde el principio.
La dieta paleo
Una de las más sorprendentes para muchos de los que estaban viendo el programa, ya que no es tan conocida como las anteriores. La dieta paleo o paleolítica consiste en comer, dentro de nuestras posibilidades, de forma parecida a como lo hacían los hombres y mujeres del paleolítico. Esto es: sin productos procesados, sin azúcar y sin cereales, entre otras cosas.
En el programa se habló de que la premisa de esta dieta es comer carne, cuando esto no es cierto. Los hombres del paleolítico eran cazadores-recolectores, y dentro de la dieta paleo la mayor parte de la alimentación se lleva a cabo a base de frutas, verduras, frutos secos y semillas. Sin duda la proteína tiene un lugar importante en esta dieta a través del consumo de carne, pescado, marisco y huevos, pero no tiene por qué ser una dieta hiperproteica o baja en hidratos.
A pesar de tratarse de una vuelta a los orígenes, aun hay pendiente mucha investigación sobre la dieta paleolítica. La dieta paleo no fue igual en todas las zonas de la tierra durante el período paleolítico (no comerían muchos cocos, un alimento incluido en la dieta paleo, los hombres del paleolítico asentados en nuestra meseta) ni fue igual durante todos los años que duró esta etapa y sin duda, necesitamos adaptarla a nuestras necesidades y a nuestro tiempo.
Al hablar de paleodieta hablaron también de paleotraining, otro concepto bastante desconocido para el público general. Se trata de entrenar reproduciendo los movimientos primarios del ser humano: correr, agacharse, trepar, levantar pesos, reptar... Son patrones de movimiento que están en nuestro ADN y que realizamos de manera natural. Generalmente se practica al aire libre y se utilizan elementos de la naturaleza como piedras o troncos para llevar a cabo el entrenamiento.
La dieta mediterránea por intercambios
La dieta mediterránea por intercambios fue la elegida por Alberto Chicote para perder peso. La dieta por intercambios nos propone, antes de nada, dividir los alimentos en seis grandes grupos: verduras y hortalizas, frutas, lácteos, grasas y aceites, proteínas e hidratos de carbono.
De cada grupo se toman un número de raciones al día según una tabla en la que podemos ver cómo podemos realizar esos intercambios: por ejemplo, una ración de proteínas puede corresponder a 60 gramos de pechuga de pavo o bien a 90 gramos de clara de huevo. Según esta tabla nosotros podemos elegir en función de las raciones que debemos tomar, qué alimento comer. En este sentido es bastante parecida a la dieta de los puntos o dieta Weigth Watchers.
Cuando hablamos de dieta meditarránea, el principal problema es que no está definido a qué nos referimos: la propia EFSA (la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) nos dice que “el término dieta mediterránea no está suficientemente bien caracterizado… que se utilizan diversas definiciones de dieta mediterránea no coincidentes… que según la legislación vigente no se puede hacer una alegación de salud sobre ningún alimento que incluya más de un 1,2% de alcohol en su composición y que, por tanto, al ser el vino uno de sus alimentos definitorios, no se puede hacer tal alegación." (Extraído del blog de Juan Revenga).
Bonus track: la dieta Hollywood
De puntillas se pasó por la dieta Hollywood: una dieta que promete hacernos perder 5 kilos en tres días. ¿Cómo? Evidentemente a base de casi no comer: no hay otra manera de hacerlo. En esta dieta se restringen de forma muy acusada durante esos tres días las calorías y se pierde bastante volumen ya que la mayoría del peso perdido es a base de líquidos. Líquidos y peso que vas a recuperar en cuanto vuelvas a tu alimentación habitual.
¿Es una dieta recomendable? Rotundamente no: no genera buenos hábitos alimenticios, puede generarnos ansiedad frente a la comida y una mala relación con ella, es peligrosa si se sigue por un tiempo indeterminado puede causar cefaleas en el mejor de los casos y otro tipo de daños más graves si nos ponemos en lo peor.
Las conclusiones del programa
En la parte final del programa volvieron a pesar y a hacer análisis a los participantes para ver cuánto peso habían perdido y cómo estas dietas habían afectado a su organismo. Todos ellos habían perdido peso: ojo, porque hay que tener en cuenta que si venimos de una dieta desastrosa (había un par de señoras que cenaban donuts) cualquier tipo de dieta, por muy mala que sea, probablemente nos hará perder peso.
En cuanto a los análisis, las distintas dietas habían afectado de diferente manera a los participantes. Esta parte es interesante porque, a pesar de que se dio mucho más protagonismo a los kilos que había perdido cada uno, conviene recordar que todo lo que comemos afecta a nuestro organismo de una forma diferente: falta de hierro, ácido úrico, falta de proteínas... Son cosas que debemos tener en cuenta al realizar una dieta.
Al terminar se habló de que lo que realmente importa para adelgazar es el balance calórico: calorías que entran y calorías que salen. Esto es caer en un reduccionismo peligroso: no todo es cuestión de calorías, sino que es necesario entrar a valorar también de dónde proceden esas calorías, ¿son alimentos saludables? ¿son productos ultraprocesados? ¿Disponemos de una educación nutricional que nos deje claro cuáles son unos y cuáles los otros?
Lo que faltó decir
Aunque al final del programa sí se dijo que es necesario ponerse en manos de un profesional a la hora de seguir una dieta, es necesario recordar que ese profesional en España es el Dietista-Nutricionista. Ellos son quienes pueden pautar una dieta acorde a las necesidades y objetivos de cada uno de nosotros, personalizada e intransferible (porque el "amimefuncionismo" no es una corriente dietética que debamos seguir).
El ejercicio físico (no solo la actividad física, que serían los 10.000 pasos diarios de los que hablaba Chicote) también es importante no solo a la hora de bajar de peso, sino para cuidar nuestra salud y para mejorar nuestra composición corporal.
Por último, recordar que la única dieta que nos va a servir a largo plazo (es decir, que además genera una adhesión a ella) es la educación nutricional y el cambio de hábitos por otros más saludables: eliminar el consumo de azúcar añadido y alcohol, basar nuestra alimentación en alimentos y no en productos procesados o hidratarnos con agua en lugar de con refrescos son pequeños hábitos que mantenidos en el tiempo nos darán grandes resultados.
A pesar de que fue un programa de divulgación en tono serio, no podemos olvidar que forma parte del show televisivo, con todo lo que ello conlleva: las dietas que se eligieron para comparar entre sí son bastante extremas, incluían alimentos que no tienen por qué ser saludables (esos torreznos acompañando la tortilla...), los participantes hicieron sus dietas durante un mes mientras que Chicote hizo la suya durante dos meses y se equipararon igual...
Una dieta saludable no tiene por qué ser una dieta "famosa", "conocida" o "extrema", sino la que pautada por un profesional nos genere adherencia y nos permita mantener una buena salud.
Imágenes | iStock, Antena 3
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