El conocimiento y formación de la población general en lo que a nutrición se refiere es y ha sido bastante baja tradicionalmente. El marketing tentador y muy bien trabajado que utiliza la industria de la alimentación - vendiéndonos como saludables productos que tienen de saludable lo mismo que el anillo de compromiso de JLo de pequeño: nada - y las contradicciones entre médicos, nutricionistas, endocrinos, etc., han llevado a que hasta ahora hayamos vivido en cierto desconocimiento.
Sin embargo, por suerte para todos, con la llegada de las redes sociales, Youtube o Google, la información está cada vez más al alcance de cualquiera y proveniente de fuentes fiables. Redes sociales como Twitter o Instragram permiten a expertos, por ejemplo, en el caso de la nutrición, divulgar sus conocimientos y hacerlos más accesibles al público general.
Nutrición y realfooding en Instagram
Por ello, si tenéis cierto interés en la nutrición - o pasáis una buena cantidad de tiempo en Instagram - es más que posible que hayáis escuchado hablar del movimiento RealFood - basado en comer 'comida real' - o de algunos de los nutricionistas más conocidos que recomiendan alejarnos de los ultraprocesados y conocer qué comida es la que se denomina 'comida real', como Carlos Ríos, Gabriela Uriarte, Julio Basulto o Aitor Sánchez, entre otros.
Carlos Ríos es el principal exponente en lo que a la divulgación del término y movimiento Real Food se refiere. Desde compartir retos - 30 días comiendo comida real -, pasado por crear perfiles de Instagram para que los usuarios compartan sus recetas saludables y real food, hasta escribir un libro al respecto.
El nutricionista ha creado con su presencia en redes toda una avalancha de realfooders cuya actividad podemos descubrir echándole un simple vistazo al hastagh #RealFood. Gracias a la visibilidad de este movimiento en Instagram no solo aprendemos a comer mejor, sino que descubrimos que comer saludable también puede ser apetecible. No hay más que ver las imágenes de los platos de comida real food.
En qué se basa el Real Food
Una de las cosas más increíbles del movimiento real food es que no se trata únicamente de una moda, sino que está avalada por la ciencia. El motivo es sencillo: se trata de un estilo de alimentación que nos aleja de los ultraprocesados y nos empuja en brazos de los alimentos frescos, la verdura, la fruta, las legumbres y los frutos secos, entre otros.
Numerosas investigaciones han encontrado que el consumo de ultraprocesados está relacionado con el aumento de los índices de obesidad en la sociedad occidental, pero también que este tipo de alimentos - generalmente con grandes cantidades de azúcares añadidos y grasas poco saludables - pueden aumentar el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer.
Por otro lado, estudios realizados comparando diferentes dietas han encontrado que seguir una dieta basada en comida real puede ayudar a reducir el riesgo de padecer enfermedades metabólicas, ayudar a perder peso y aumentar la esperanza de vida. ¿Pero qué es lo que llamamos 'comida real'?
Esta es la parte más sencilla -y a la vez más complicada -. Tal y cómo contaba el propio Carlos Ríos a nuestros compañeros de Vitónica, la 'comida real' define a todos los alimentos frescos, las materias primas, cuyo procesamiento ha sido mínimo (lavado o cortado) y, además, aquellos alimentos que han sufrido un procesamiento algo mayor, pero sin afectar a la calidad del producto.
En concreto, se tratarían de alimentos en conserva - de aceite de oliva virgen extra - o congelados. Otros alimentos que hayan pasado por procesamientos que cambien la calidad del alimento ya no serían tan saludables. Esto ocurre no solo con los ultraprocesados más conocidos (como la bollería, los snacks comerciales o la comida rápida), sino también con aceites y harinas refinadas, como el aceite de girasol o la harina de trigo blanca que solemos usar y, por supuesto, con cualquier alimento que lleve azúcar añadido.
Cómo reconocer la comida real
La manera más efectiva de asegurarnos de estar comiendo alimentos saludables es optar siempre por alimentos frescos que tengan el menor procesamiento posible. Esto implica elegir comer verduras, frutas, tubérculos, carnes y pescados frescos. Pero también legumbres, semillas, frutos secos, cereales enteros y harinas integrales.
La mayor dificultad aparece cuando tenemos que escoger buenos procesados, como la leche, los yogures, los quesos o, incluso, los panes. En estos casos es importante que nos fijemos en el listado de ingredientes - y no solo en el reclamo del producto - y que esté elaborado con materia prima, sin ingredientes extraños que no deberían estar ahí, sin azúcares añadidos, colorantes, harinas refinadas o aceites vegetales.
Si tenemos dudas, tanto Carlos Ríos como otros nutricionistas nos enseñan en sus cuentas de Instagram a hacer compras más saludables y siempre podemos coger ideas de recetas en el hastagh #RealFood.
Imágenes: @realfooding, @enamora_a_tu_paladar
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