Seguro que nos ha pasado a todas: abrimos el armario y ahí están. Un pantalón de la 36. Una falda de la 38. Unos vaqueros de la 40. Alguna cosa perdida de la 34. Y no, no es que conservemos ropa desde tiempos inmemoriales y que hayamos ido cambiando de talla. ¡Son ellas las que han ido cambiando! Y puede que a algunas de nosotras solo nos provoque la incomodidad de tener que dar unas cuantas vueltas por las tiendas antes de encontrar lo que nos siente bien, pero a otras mujeres, sobre todo a las más jóvenes, puede hacerles mucho daño.
Un estudio de la revista Time ha revelado que puede haber hasta 5 centímetros de diferencia en la cintura y casi ocho en el pecho entre una talla 38 de Zara o H&M y una de Calvin Klen o Guess. Esta locura de la diversidad de tallas ha hecho estallar a una educadora social que trabaja con adolescentes en situación de riesgo. Harta de ver a chicas frustradas por su talla (sea cual sea), escribió este post en Facebook:
No. No vendo mis pantalones. Solo tengo que ajustar unas cuentas.
He trabajado con chicas adolescentes y preadolescentes como líder y consejera en diferentes lugares los últimos seis años. He escuchado a incontables chicas hablarme de sus dietas relámpago. He tenido a chicas sollozando en mis brazos mientras me preguntan «si estuviera más delgada, ¿él estaría conmigo?». He aconsejado a chicas que se estaban saltando comidas. He encontrado a algunas vomitando todo lo que acababan de comer.
Mientras buscaba entre mi ropa esta noche, empecé a darme cuenta de lo dramáticamente diferente que eran las tallas. Y tengo un problema real con el hecho de que mis pantalones de la talla 5 me queden EXACTAMENTE IGUAL que los de la talla 12.
Dejad que os explique por qué estoy enfadada, América. Usáis Photoshop con las modelos y actrices y las ponéis en las portadas de las revistas de moda. En este momento, es una verdad universalmente conocida que nos mentís y que eso no son retratos precisos del cuerpo humano. Puedo probárselo a las niñas fácilmente, solo con enseñarles cómo funciona el PhotoShop.
Pero cuando cambiáis el tallaje de los pantalones de una niña de la talla 9 a la 16 y los etiquetáis como "talla grande", ¿cómo puedo luchar contra ello? El retoque fotográfico es una cosa, pero ¿cómo esperáis que las convenza de que el número impreso en su ropa también es mentira? ¿Cómo esperáis que las convenza de que no necesitan saltarse la cena durante el siguiente mes porque su talla de pantalón realmente no ha subido 7 dígitos?
PARAD de decirles a nuestras niñas que una talla 4 es el cuerpo ideal y el epítome de belleza si vais a convertir la talla 4 en una 8 o una 12 o cualquier número que os apetezca ponerles algún día. Y a vosotras, mis queridas y preciosas niñas, mis niñas de la talla 2 y mis niñas de la talla 18: vuestra talla no determina vuestra belleza. Es vuestra vida la que lo hace. La talla impresa en el interior de vuestra ropa es subjetiva al gusto personal de la industria de la moda y fluctúa rápidamente. Dejad de creer las normas sociales sobre quién y qué deberíais ser.
Sois preciosas y sois amadas.
Exactamente como sois.
Este precioso post de Deena Shoemaker, que acompaña con fotos de ella misma vestida con pantalones de diferentes tallas, se ha convertido en viral en apenas una semana y ya acumula casi 90.000 compartidos. Un mensaje alto y claro contra la dictadura de las tallas y, sobre todo, a favor de una relación más positiva con nuestros cuerpos.
Imágenes | Deena Shoemaker.
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