El té kombucha está de moda y no lo podemos negar. Como ya os contamos hace unos meses, a pesar de las grandes cantidades de azúcar que contiene, también ofrece bastantes beneficios, precisamente por la fermentación que tiene.
En este caso, la kombucha está fermentada por numerosas bacterias y levaduras, lo que la convierte en un gran probiótico. Sin embargo, el kambucha no es el único alimento fermentado que podemos incluir en nuestra alimentación y disfrutar de sus beneficios.
El kimchi
El kimchi se trata de la versión coreana del chucrut. Consiste en una fermentación elaborada a base de col deshidratada, sal, ajo, jengibre, salsa de pescado y copos de chiles coreanos. Se trata de un plato que se puede hacer de numerosas formas diferentes - tantas como 187 variedades -.
Se trata de un probiótico excelente, saciante y bajo en calorías. Ideal para prevenir la obesidad y ayudar a mejorar nuestro sistema inmune. La ventaja es que podemos elaborarlo en nuestra casa y elegir qué ingredientes utilizamos.
Chucrut
El chucrut, igual que el kimchi, está elaborado a partir de col fermentada y es una especialidad que conocemos por ser muy típica en países como Alemania. Igual que en el caso del kimchi tiene la ventaja de poder ser elaborado en casa simplemente con cortar col en tiras e introducirla en salmuera con enebro y comino.
Igual que en el caso del kimchi, tiene beneficios probióticos, aporta variedad de vitaminas, ácido láctico, calcio, hierro, fósforo y un largo etc.
El miso
Existen diferentes tipo de miso, pero todos ellos están fermentados. De hecho, parte de las diferencias entre ellos son el tiempo de fermentación que reciben. Lo que sí tienen en comun es que se trata de la fermentación de una pasta aromática elaborada con semillas de habas o arroz, cebada o trigo.
El miso blanco es que el tiene un tiempo de fermentación más "corto". Y decimos corto entre comillas porque es de un año. El miso rojo y el negro tienen un tiempo de dos y tres años de fermentación respectivamente.
Sea como sea, los beneficios que nos aportan son bastante interesantes. Por una parte, son fuente de aminoácidos esenciales. Además, combinan carbohidratos de absorción lenta, vitaminas y calcio. Obtenemos grandes beneficios enzimáticos y antioxidantes que ayudarán a nuestra digestión y a la protección de radicales libres.
Yogur
Si hablamos de un alimento fermentado que esté a nuestro alcance de manera sencilla y del que pocas veces somos conscientes, ese es el yogur. Eso sí, debemos tener en cuenta que no todos los productos con el término de yogur que encontramos en el mercado son leches fermentadas.
Muchos de estos productos han sido pasteurizados, lo que termina con la fermentación que tuvieran anteriormente, mata la bacterias vivas presentes y, por tanto, no funcionan tan bien como probiótico.
Además, para ser considerado yogur fermentado debe estarlo por Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus y Streptococcus thermophilus y no por Bifidubacterium spp o Lactobacillus casei (serían leche fermentada, pero no yogur). Esto es importante no solo porque mantiene las propiedades probióticas del yogur, sino porque la presencia de bacterias mejoran la digestión de la lactosa.
Tempeh
En este caso el tempeh procede de la fermentación de la soja y es un alimento muy aclamado entre aquellos que siguen una dieta vegana. el motivo es sencillo y es que, además de ser una muy buena fuente de proteínas, también lo es de calcio, potasio, hierro, magnesio, vitaminas B y ácido fólico. En la cocina resulta un excelente sustituto o incluso de la carne.
Kéfir
Hace unos meses también os hablamos de los beneficios del kéfir y la sencilla manera en la que podemos elaborarlo en casa. Se trata también de un alimento fermentado. En este caso, la fermentación se puede elaborar a partir de leche o de agua, dependiendo de nuestras preferencias.
En cualquier caso, cualquiera de las dos formas se fermentan con un hongo que también se conoce como kéfir. Este hongo contiene propiedades que modulan nuestra flora intestinal e, incluso, ofrece beneficios inmunológicos. Así, no solo funciona como probiótico, sino que nos protege de posibles infecciones.
Frutas y verduras fermentadas
La realidad es que casi cualquier alimento que se nos ocurra puede ser fermentado, pero es importante saber cómo. Ese es el caso de alimentos fermentados a partir de manzanas - una receta habitual es hacerlo con manzanas con canela -, miel con ajo o, incluso, jalapeño o mayonesa.
En algunos casos la fermentación se realizará por las bacterias propias de los alimentos y en otras será necesario incluir té fermentado para proceder a la fermentación.
No podemos olvidar que otros alimentos, como el queso, o el pan, o los encurtidos, contienen ciertas dosis de fermentación.
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