Siete productos a evitar en la cocina cuando estamos buscando perder peso

En ocasiones, cuando queremos perder peso y empezamos a cambiar nuestra alimentación, nos centramos en introducir en nuestra dieta alimentos llamativos, con numerosas propiedades. O, por otro lado, en evitar otros muy evidentes, como la bollería industrial, o los precocinados.

Sin embargo, hay alimentos más habituales, menos llamativos y más clásicos en en nuestras cocinas, que necesitamos evitar y no somos conscientes de ello. Esto se debe a que son alimentos muy típicos, que solemos utilizar muy a menudo y que, precisamente por eso, pueden estar boicoteando nuestra dieta sin que nos demos ni cuenta.

Azúcar de mesa

¿Quién no tiene azúcar blanco de toda la vida en sus cocinas? Le echamos una cucharadita al café, otra al yogur desnatado, un par de ellas a nuestros postres, a esa boloñesa tan rica, al zumo de naranja y así, sin darnos cuenta, vamos sumando azúcar añadido a nuestra alimentación.

El problema es que el azúcar refinado - también el azúcar moreno - es una muy importante fuente de calorías con un aporte de absolutamente cero nutrientes. Nuestro cuerpo lo absorbe de manera muy rápida, nos provoca picos de energía, con lo cual no nos sacia y, además, nos genera hambre muy rápido.

Por supuesto, no da tiempo a quemarlo por lo rápido que se absorbe, y por tanto se acumula en forma de grasa en nuestro cuerpo. Además, tiene cierto efecto adictivo. La recomendación es evitarlo tanto como podamos en nuestras cocinas y nuestra alimentación.

Miel y siropes

En ocasiones, en sustitución de la miel - o como acompañamiento - utilizamos la miel o siropes presuntamente más saludables. Efectivamente, este tipo de alimentos tienen algún nutriente más, pero la mayoría de estos son hidratos de carbono de asimilación rápida. Es decir, nos ocurrirá básicamente lo mismo que con el azúcar.

De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) los incluye en la clasificación de azúcares libres y recomienda que reduzcamos su consumo. Sin darnos cuenta pueden estar afectando a nuestro peso, pero también a nuestra salud.

Cacaos solubles

Otro de los alimentos más habituales en nuestras casas, especialmente a la hora del desayuno o de la merienda, son los cacaos solubles. De hecho, es uno de los que más parece costar quitar de nuestra alimentación, sobre todo si no nos gusta el café o el té.

Sin embargo, son un producto que es recomendable evitar tanto para perder peso como por salud. Esto se debe a que son un producto derivado del cacao puro, pero con mucha cantidad de azúcar añadido, que no solo nos impedirán perder peso, sino que afectarán a nuestra salud y nos generarán más ganas de comer dulce. Lo mejor es cambiar estos cacaos por cacao puro desgrasado.

Harinas blancas y refinadas

Igual que ocurre con el azúcar, las harinas blancas y refinadas, son alimentos que nos aportan puramente hidratos de carbono simples. Esto quiere decir que nuestro organismo los absorbe muy rápido, sin darnos tiempo a quemarlos y, por tanto, acumulándose en forma de grasa.

Este tipo de harinas son las que usamos más a menudo en casa, para hacer postres, para rebozar, etc. Pero también son el elemento principal de la mayoría de panes, de las pastas, etc. No significa que debamos evitar estos alimentos por completos, sino que debemos buscar los que estén elaborados con harinas integrales.

Este tipo de harinas son hidratos de carbono complejos, que nos darán un pico de energía más estable, se asimilarán más despacio, dándonos tiempo a quemarlas y, por tanto, se acumularán menos. Además de saciarnos mucho más.

Bebidas con alcohol

Las bebidas alcohólicas nos aportan muchas calorías, pero casi ningún nutriente. Son lo que consideraríamos como calorías vacías. Pero es que, además, dificulta que quememos las grasas y estimulan el apetito. Es buena idea que evitemos este tipo de bebidas y elijamos el agua u otras bebidas basadas en agua, sin azúcares.

Fiambres y embutidos

En numerosas ocasiones optamos por consumir carnes procesadas, como fiambres y embutidos, cometiendo el error de creer que son más saludables y ligeros que otros alimentos. No es raro introducir en dietas alimentos como la pechuga de pavo.

Sin embargo, estas carnes procesadas suelen contener grandes cantidades de sal, también de azúcar e, incluso, harinas refinadas. La realidad es que son un alimento que deberíamos evitar en la mayor medida posible.

Alimentos como el surimi, las gulas u otros procesados de pescado

Otro alimento muy habitual de algunas dietas son el surimi (o palitos de cangrejo) y las gulas, por tener pocas calorías. Sin embargo, son alimentos con muy pocos nutrientes, que prácticamente no contienen pescado y que, además, pueden contener grandes cantidades de azúcares añadidos, así como sodio.

También pueden contener glutamato monosódico, un ingrediente que puede generar que aumente nuestro apetito, lo que podría boicotear nuestros intentos de perder peso.

Imágenes |Unsplash

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