No se puede decir que Armani sea un pionero en esto de la Alta Costura, su entrada en la semana de la moda parisina es bastante reciente, pero no creo que haya mucha gente que pueda concebir este maravilloso espectáculo sin él, Giorgio Armani Privé forma ya parte de la historia de la mejor y más exquisita forma de vestir.
Giorgio Armani cautivó a las mujeres en los ochenta con sus impecables trajes de chaqueta y sigue fiel a su patronaje de precisión; lo suyo es el milimétrico blazer de delicada caída y lo suyo es el perfecto pantalón, de pata ancha y cinturilla alta, de corte prácticamente matemático;
No se puede decir que Giorgio vuelva al pasado porque realmente nunca salió de él, siempre ha navegado en las mismas aguas, con alguna que otra experimentación, pero sin trampa ni cartón; de Armani sabes lo que te puedes esperar, no hay lugar para desagradables sorpresas, ni grandes sobresaltos, y algunos lo llamarán aburrido o falto de imaginación, pero Armani es un hombre conciso que va a su propio grano, digamos que no practica deportes de riesgo.
Llama la atención el look dandy feminizado que Giorgio construye a partir de excelsas maxi pajaritas y foulards anudados al cuello, de tirantes plateados; a eso lo llamo yo sublime perfección, todo un clásico del maestro italiano
los materiales como el terciopelo negro aportan un plus de glamour y misterio; elegancia en estado puro que se completa con algo de fourrures y piel de pitón en mini chaquetas
los vestidos, cien por cien Armani, de escote bañera, con motivos rigurosos y discretos, no excesivamente largos, permitiendo un fácil movimiento y un ágil caminar;
los hay negros, blancos, blancos y negros, y en tonos empolvados;
y metalizados,
los complementos: absolutamente moderados, carteras de mano, y salones en piel bicolor,
un perfecto ejercicio de alta distinción.
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