Nicolas Ghesquière le ha cogido el gusto a eso de pasar de revisitar décadas pasadas (aunque yo veo mucha reminiscencia setentera), y sigue empeñado en construir básicos de cortes precisos y robóticos como baza que no falla en Balenciaga: siluetas deconstruidas, hombros armados, jerséis murciélago, toreras como recortadas a láser, vinilo, punto, ganchillo, aires hi-tech y tops carcasa de aires papirofléxicos pero que en realidad son estampados sobre tejidos almohadillados
Un poco de todo lo visto en las pasadas diez temporadas (contando Cruceros y Pre-Fall).
Pero tengo que reconocer que me encanta visto al detalle.
A total look no le gana nadie.
Y una vez más los complementos, especialmente zapatos, darán que hablar.
¿Qué os parecen sus mocasines cubistas?
Totalmente impracticables pero una pasada.
La paleta de colores es de nuevo viva y alterna los tonos pastel y ácidos. Verdes, azules, rosas, grises y negros predominan su bouquet.
Este turquesa es alucinante.
Y sus combinaciones no tienen precio.
Este modelo en particular me ha recordado mucho a Chanel Primavera-Verano 2010, y no sé si es que veo fantasmas donde no los hay.
Sí. Visto de cerca, me retracto.
Magistrales me han parecido sin embargo sus monos (fijáos bien en las cremalleras).
¿Véis?
Para la noche: mezcla la red con el print digital y el efecto origami sobre tejidos acolchados, y el resultado me encanta.