¿Quién dijo austeridad? Si en Milán la tónica general era el comedimiento, París y su luz no se dejan llevar por malos presagios y Balmain, de la mano de Christophe Decarnin, vuelve a regalarnos una colección por la que morirán las voguettes mientras el resto suspiraremos.
Moda fácil, efectista, que tira de brillos y minivestidos a precios excesivos, pero qué decir, nos encanta: es moda para lucir, para enseñar y aparentar diez años menos, pero yo personalmente estoy deseando que el señor Ortega haya tomado buena nota para el próximo Otoño-Invierno 2009/2010.
Vuelven las hombreras a lo Mugler, las paillettes, las incrustaciones metálicas, los escotes corazón y las sobrefaldas. Vuelven los botines que todas querremos, vuelve lo sexy, los pitillos tobilleros, los blazers y las piernas extra-largas.
Vuelven los pantalones baggy/harem pero en versión exagerada casi circense.
Vuelve el estampado animal.
Y los vestidos cortos por delante y largos por detrás.
El color negro no tiene rival entre las propuestas de Decarnin: es el protagonista absoluto y se deja acompañar solamente por el plata, el blanco, y el azul.
Casi todo es más de lo mismo, pero ¿para qué cambiar de dirección si las consignas de Balmain son las más deseadas por nuevas ricas del mundo entero?
En Trendencias | Arranca la Semana de la moda de París: Balmain primavera-verano 2009