Paraíso terrenal de Carries y Blairs, si existe una meca de las compras de lujo esa sin duda es Bergdorf Goodman. Y es que cualquier amante de la moda que se precie aprende a pronunciar esta palabra antes incluso que hello al pisar suelo neoyorkino (decir que la cosa es harto complicada, sino imposible y no queda más que dejarlo en un Im going to Berg).
Chanel, Dior McQueen, Wang (Vera) o Wang (Alexander), Givenchy o Cavalli, Versace o Prada... aquí las etiquetas tienen muchos ceros y sus compradoras su propio mote: las Bergdorf Blondes, como definió a estas mujeres Plum Sykes, colaboradora habitual de revistas de moda, en su novela llamada del mismo modo.
Y cuando se vende a los mejores, se vende a los mejores. Así ha hecho el almacén de lujo al reunir en un mismo lookbook las mejores propuestas de sus proveedores y hacerlo sobre el cuerpo de Mariacarla Boscono. ¿Es la moda, moda, arte, ensoñación? Este lookbook nos dice que la moda, bien vendida, es el objeto de arte que mejor se puede comprar.
¿Moda o arte?
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