"En peletería si te quedas corto eres rancio y si te pasas, vulgar", entrevista a Santiago Palacio

El pasado 13 de noviembre, en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, el diseñador Santiago del Palacio presentó su última colección con un desfile de marcado toque sesentero. Ese día, Santiago estaba a mil cosas y no era el momento oportuno para hacerle una entrevista, pero quedamos unas semanas después y estas son sus declaraciones.

Santiago, háblanos de ti

Pertenezco a la segunda generación de una familia de empresarios. Mis padres son de León. Mi padre es joyero y me madre peletera. Cuando ahora oigo hablar de Concept Store no puedo evitar sonreír porque en ese sentido mis padres demostraron ser unos auténticos visionarios al mezclar en un mismo espacio el mundo de las pieles, con el de la joyería y con el de exclusivas piezas para la decoración del hogar como, por ejemplo, las lámparas de cristal soplado a mano de la isla de Murano en Venecia.

Soy el cuarto de seis hermanos. Salvo la pequeña, María, que es la única que trabaja conmigo en la empresa familiar, el resto de mis hermanos se dedicó a lo que más les gustaba (uno es piloto, el otro tiene hoteles...).

Desde que tenía 5 años siempre he estado en el taller de peletería de mi madre. Se puede decir que me salieron los dientes en el tablero. Siempre me interesó ese universo. Me apasionaba ver cómo los cortadores seleccionaban las pieles para que casaran bien, cómo las mojaban para poder luego estirarlas con la ayuda de unas pinzas de hierro y clavarlas luego en el tablero con una clavos largos y estrechos, cómo después de secarse las pieles colocaban sobre ellas los patrones y marcaban los lugares por donde las iban a cortar para que luego las maquinistas pudiesen entremezclar entre cada corte trozos de cuero para emplumar las pieles y hacer que fuesen más largas.

Con el paso de los años, después de fijarme mucho, me permitieron que fuera probando, y acabé dominando la técnica. Sin embargo, mi madre - que siempre ha sido una mujer con i piedi per terra - me decía que la técnica no bastaba, que tenía que aprender a diseñar.

¿Dónde estudiaste diseño de moda?

En el año 1988, después de acabar COU, me fui a vivir a Barcelona para estudiar en la escuela que el peletero José Gómez Benet fundó en la Capital Condal, y en la que nos matriculamos la mayoría de los hijos de los empresarios peleteros que, por aquel entonces, existían en España. Recuerdo haber compartido pupitre con los hijos de Solsona, de Balcazar, Ódena, Sanfor, entre otros muchos.

Una iniciativa maravillosa porque hasta la fecha no había ninguna escuela donde se enseñase tanto la técnica como el diseño en lo relacionado con la peletería. El plus añadido de esta escuela era que proporcionaba un título homologado, lo que significaba el reconocimiento de esta profesión. Algo muy importante en la España de la época donde primaba la “titulitis” y donde si un oficio no tenía título no estaba bien considerado.

Mi madre también insistió en que estudiase diseño en la escuela de IDEP de la calle Diagonal y que me apuntara a una academia de idiomas para aprender inglés.

¡Qué sabia tu madre!

Risas. ¡Ya lo creo! Modestia aparte, he de decir que gracias a las magníficas notas que obtuve sumadas a las conseguidas en las del gremio de peletería, obtuve una beca para estudiar en la mejor escuela de pieles de Londres.

¡Guau!

Lamentablemente, por culpa de las presiones de los distintos movimientos ecologistas, la escuela se cerró, y tanto mi compañera Pilar Blanco de Bilbao y yo (que habíamos sido los merecedores de las becas londinenses) tuvimos que cambiar de destino sobre la marcha.

Así que hice las maletas y me fui a vivir a Milán, para estudiar en la prestigiosa escuela Marangoni. Allí tuve la suerte de tener una magnífica profesora, muy severa, que había trabajado para Ferré y para Fendi que solía repetirnos hasta la saciedad aquello de que “De nada sirve ser un buen profesional si no se tiene estilo”. La signora Braga fue mi maestra, mi mentora. Me dio mucha caña pero siempre le estaré eternamente agradecido por todo lo que aprendí de ella.

Después de dos años en esa escuela, la professoressa Braga me comunicó que me había seleccionado como su mejor alumno y me mandó con una beca a Copenhague, a estudiar con un holding de granjeros que había montado una cooperativa a la que habían llamado Saga Desing Center fundada como centro de estudio del diseño y tratamiento de las técnicas peleteras y, también, para selección y sello distintivo de calidad de las pieles que provenían del norte de Europa.

De nada sirve ser un buen profesional si no se tiene estilo

Saga fue la primera en crear un filtro que diferenciaba las diferentes calidades de la piel en Saga Royal que era una calidad Premium o Saga que era una piel buena pero no tan excepcional (sería como comparar la Haute Couture con el Prêt-à-porter).

Durante dos meses estuve experimentando con pieles en el Saga Design Center donde en su día también estudiaron Jean Paul Gaultier o Gianfranco Ferré. Allí desarrollan y llevan las pieles a otra dimensión.

Volví a Milán y estuve trabajando para la Condesa Elianna Zara, una mujer excepcional con la que colaboraba en calidad de asesor, con un fou chic de la que aprendí un montón, aunque ella se empeñaba en decir que siempre que estaba conmigo aprendía algo nuevo.

¿Por qué regresaste a España?

Motivos familiares hicieron que tuviese que regresar a León para hacerme cargo del negocio familiar. A pesar de la cultura del pelotazo donde todo se confeccionaba a granel, o cuando muchas grandes empresas empezaron a comprarlo todo en China para abaratar costes, nosotros, mi familia y yo, permanecimos fieles a los valores que siempre nos habían caracterizado.

Es decir, permanecimos en León, trabajando en nuestro taller de toda la vida, para no perder el trato con el cliente, para continuar desarrollando una manufactura de calidad confeccionando igual que se hacía 50 años atrás.

Un diseñador y peletero con buen talante y talento

Muchos de aquellos compañeros pertenecientes a la segunda generación de peleteros con los que estudie en Barcelona no consideraron en ese momento, por distintas circunstancias, seguir con los talleres. Cuando me los encuentro hoy, todos me comentan la admiración que sienten al ver cómo he sabido mantenerme en mis trece, y lo mucho que lamentan haber cerrado en su dia los talleres porque se ha perdido un expertise que ahora va a ser muy difícil volver a recuperar. Es una pena, pero entre todos hemos destruido una industria que proporcionaba trabajo a muchas familias.

¿Cómo te definirías?

El otro día, un cliente me dijo una frase que me encantó. Me describió diciendo que las prendas que diseño y confecciono reflejan mi personalidad de buen talante y buen talento. Sin caer en falsas modestias, creo que me define a la perfección.

Cuando vendo un abrigo en el que he empleado mucho tiempo diseñándolo y confeccionándolo, enfrentándome a nuevos retos, en cierta manera siento que me desprendo de una creación, y de las horas de diseño, elaboración y mimo artesano que ponemos en cada prenda.

Se podría interpretar que una vez que una prenda sale del taller, lo más fácil sería utilizarla como prototipo y crear copias ilimitadas del mismo. Pero, ¡no me gusta repetir! Lo máximo que repito una prenda es de 3 a 5 veces. Y eso en los modelos que tienen más éxito y que los clientes me piden. Porque, me gusta diseñar, ¡qué le voy a hacer!

Háblanos un poco más de las pieles

Aunque el visón se puede conseguir hasta en 32 colores que se obtienen a través de mutaciones, me gusta experimentar tiñendo las pieles para crear magia y equilibrio. Últimamente siento especial predilección por los tonos empolvados. En peletería el equilibrio es fundamental porque si te quedas corto resultas rancio y si te pasas, vulgar. Tengo que procurar crear prendas que la gente quiera comprarse, que favorezcan, que sean distintas, que apetezca llevar. Eso es lo realmente difícil.

En peletería el equilibrio es fundamental porque si te quedas corto resultas rancio y si te pasas, vulgar

Un buen peletero tiene también que ser un buen vendedor. Hay que ser muy psicólogo y saber aconsejar a los clientes, explicarles qué pieles les sientan bien y cuales es mejor que no se pongan. No se trata de vender por vender. El secreto está en individualizar. Lamentablemente, existen pocos profesionales se sigan estas pautas.

Y, ¿el desembarco en Madrid?

Nuestro desembarco en Madrid ha sido de la mano de la Galería Coll & Cortés regentada por dos familias estupendas muy ligadas al mundo del arte, especializadas, sobre todo, en obras del siglo XVII. Un mundo de gran exquisitez donde las pieles conviven en armonía con cuadros de Goya, Murillo, Pedro de Mena…. Un espacio donde poder disfrutar sin ser pretenciosos.

¿Qué les dirías a los detractores de la industria peletera?

A las personas influenciadas por distintos movimientos animalistas que acusan a los profesionales de la peletería de maltrato a los animales les diría que tal vez otras industrias sean más culpables de destruir. Sin ir más lejos, las fábricas de pieles falsas hechas con derivados del petróleo que contaminan los ríos destruyendo ecosistemas y provocan cáncer en sus trabajadores.

Lamentablemente, estos movimientos ecologistas, unidos a otros condicionamientos económicos y políticos, han contribuido a que un importante entramado artesanal haya desaparecido de nuestro país. Hoy por hoy, la mayoría de mis proveedores son todos extranjeros. ¡Hasta los botones los tengo que comprar fuera porque en España ya nadie los hace!

Creo que, en definitiva, hay una gran desinformación con lo que respecta a la industria peletera. Tal vez la mayoría de las personas que atacan el uso de la piel desconozcan en que manera está regulada por leyes internacionales el comercio peletero.

Todos podemos decidir y escoger, y debemos respetar a los demás igual que queremos que nos respeten a nosotros. Se meten con las pieles y compran vaqueros lavados a la piedra que contaminan los ríos, o prendas de lino de color blanco nuclear que provocan cáncer de piel en quienes tiñen el lino en cal.

¿Cómo definirías la colección que presentaste el otro día en el COAM?

Si tuviera que definir mi colección Balta Classic diría que se caracteriza, sobre todo, por ser atemporal, pensada para urbanitas independientes que sin dejarse influir por condicionamientos estéticos deciden adoptar la piel en su actividad diaria.

¿Cómo ves el futuro?

Yo trato de avanzar en mi faceta profesional estudiando, investigando y creando temporada tras temporada. Ese es mi gran reto, ser capaz de sorprender y la vez seguir siendo fiel al principio de diseñar prendas imprimiendo en ellas un sello distintivo que facilite el que se reconozca la marca “Santiago del Palacio” en ellas, por diseño, estilo y cuidado en los detalles.

Nos despedimos de Santiago del Palacio agradeciéndole la amabilidad con la que nos ha atendido.

Ver galería completa » Colección Balta Classic (18 fotos)

Sitio oficial | Santiago del Palacio

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