Josep Font Alta Costura Otoño-Invierno 2009/2010: un lenguaje plástico subliminal

16.25 Hotel Westin de Paris. Es pronto pero más vale ir con tiempo para no perder detalle de los preparativos de uno de los desfiles más intimistas, personales, bucólicos y trampantojos de la Alta Costura: el de Josep Font. Uno de los diseñadores españoles con un sentido de la estética más marcadamente delicioso.

Al llegar, las modelos están ensayando la coreografía en una preciosísima sala tipo Versallesco, con grandes arañas de cristal y olor a barroco: lo primero que veo son los maravillosos tocados realizados en una especie de rafia entrelzada, que una vez más, le ponen el toque fabulesco a una colección inspirada en la obra pictórica y escultórica de Frank Stella.

Font no solamente construye poéticos cuentos a través de su escenografía: tiene un dominio de los materiales y los cortes que devuelve de inmediato a la realidad. Lo suyo es tan moda como las demás. Sus volúmenes, sus caídas, sus excepcionales patronajes, convierten a las escuálidas modelos en mujeres naïf.

Sus trajes de chaqueta a base de blazer picudo y pantalones saruel están decorados con motivos florales pintados a mano sobre organdí de seda. Una maravilla. Especial, difernte, improbable, pero una maravilla.

De cerca, todo un espectáculo. En serio. Porque sobre las modelos las prendas toman vida, pero vistas en el backstage, sobre perchas y semi-escondidas por fundas, impresionan igual por su precisión.

Uno de los temas de fondo recurrentes en Font es una estética algo circense: este vestido con manga jamón hecha a partir de un entramado de nido de abeja, era una preciosidad. Muy McQueen.

Y uno de lso materiales recurrentes en este desfile a medio camino entre la ilusión y la muerte (porque también se inspira en los rituales funerarios mexicanos que celebran la muerte como parte de la vida y no como un final), es el mohair.

La influencia del país centroamericano se nota claramente en este look a base de camisa bordada, capelina bordada a mano con encajes, hilos de seda y piedras de cristal. Del que me quedo con el faldón en jacquard de lino que me recuerda a la estética Lacroix: entre lo goyesco, lo regio y lo popular.

La estética de lo mímico vuelve hecha rayas: las formas geométricas son otro de los fuertes del catalán.

Mi parte preferida del desfile llega con los vestidos de noche: maravillosos gowns totalmente extrapolables y dignos de las mejores casas de costura.
¿Qué me decís de este vestidos azul plomo a base de aplicaciones florales? Precioso.

Aunque la obra maestra es la que cierra el desfile: tul, blondas, volantes de puntilla y unos bordados a mano en colores ácidos espectaculares.

Cuando lo ví asomando por una funda celeste en el backstage tuve tentaciones de hacerme con él.

Y creo que si Josep no hubiera estado rondando por ahí, lo hubiera intentado…

Y me lo hubiera puesto en plan Carrie esperando al ruso a solas en su habitación. Solamente para sentir lo que se tiene que sentir con un sueño hecho vestido.

Carla Royo-Villanova es una de las poca privilegiadas que ya lo sabe (estaba monísima, tan dulce como siempre, con un total look en tonos naranjas del diseñador), y es que aunque el capítulo de celebrities sea escaso en este cuento, a Font no le hacen falta princesas o bellas durmientes que vistan de él: lo suyo es puro teatro y va mucho más allá.

Portada de Trendencias