Hace apenas unas horas arrancaba la Semana de la Moda de Nueva York Otoño-Invierno 2009/2010, y con ella, los desfiles oficiales más aquellos que se han desarrollado o se van a desarrollar fuera de circuito, vamos, los mismos que por cuestiones de economía este año prescinden de montaje y público y se reducen a una simple presentación ante la prensa, como es el caso, entre otros, de Rachel Roy, Halston, John Bartlett, o esta que aquí os presento, Monique Lhuillier.
Ya lo anunciábamos hace un tiempo, y parece que ni el plan de reflotamiento de Barack Obama ha podido sacar del agujero a firmas semi consolidadas como la de Lhuillier, unas de las gurús de las celebrities en cualquier Alfombra Roja, que empezó en Los Ángeles con una boutique y lleva ya cinco años caminando junto a los gigantes de la moda americana.
Los vestidos son desde luego su fuerte, y si bien hasta el momento siempre había hecho gala de una delicadeza sublime, la crisis la ha vuelto algo gótica, misteriosa y oscura.
Sus volúmenes y colores claros se han convertidos en bordados, encajes, plumettis, kilómetros de tul y volantes y vestidos de strass con un toque de lujo decaído, esplendoroso, pero algo pesimista…
El caso es que casi parece que estemos ante Olivier Theyskens (aunque también me recuerda bastante a Rodarte).
Pero la decadencia, a pesar de los pesares, le sigue sentando muy bien a Monique Lhuillier
Fotos | Style
En Trendencias | Monique Lhuillier en la Semana de la Moda de Nueva York otoño-invierno 2008/2009
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