Prosigue la Semana de la Moda de Nueva York que no descansa ni en Domingo y llega uno de mis preferidos: Alexander Wang, una de esas promesas venidas de Asia que ha sabido captar la esencia del minimalismo cosmopolita y darle una vuelta de tuerca conjugándolo con la magia y la exquisitez venidas de una cultura milenaria.
Es jovencísimo y casi inexperto, pero cuenta con el beneplácito de la reina de Manhattan: Anna Wintour, a pesar de haber nacido en San Francisco en el seno de una familia mitad china, mitad americana, se trasladó a los 18 años a Nueva York para comerse el mundo, y aunque no es fácil navegar en un mar de talentos a la deriva, él supo hacerse más que un hueco. En 2007 lanzaba su primera colección y poco después sus diseños ya se vendían en mas de 150 tiendas repartidas por el globo.
Su filosofía como diseñador se resume en una frase acuñada por él mismo: "uno sencillos jeans y una simple camiseta pueden ser tan sexys y elegantes como un vestido de fiesta".
Partimos entonces de una base más bien seniclla, depurada, y escueta; Wang no es amante de grandes artificios ni de combinaciones extrañas, lo suyo son los cortes limpios y los patrones precisos; si en invierno nos traía una colección casi exclusivamente elaborada en negro, el verano que viene Wang se sale de su monocromía lúgubre y se abre a los pasteles,
a los azules, verdes,
naranjas y rosas, en los que se inspiró en un viaje a Miami, viaje que le permitió no solamente abrirse cromáticamente sino que le ha libeado de rigideces y le ha abierto las puertas a una perspectiva más sporty y descarada, mucho más de playa y cóctel que de copa de vino en un bar de hotel de Manhattan,
no obstante, la ciudad y los neones siguen estando muy presentes en la mente de Wang, no deja nunca de lado a la mujer urbana; el negro, no se pierde,
como tampoco se diluye la estética grunge estudiada que tanto le gusta al diseñador;
el mismo que hace poco incluyó una línea de calzado ente sus proyectos y que acaba de lanzar una línea de camisetas con las que su musa inspiradora sin nombre "una mujer que podría jugar a basket con uno de mis vestidos" se sentirá de lo más cómoda.
Aunque para practicar deporte qué mejor que su particular versión de los pantalones de chándal,
o de los pantalones baggy y cargo.
Y como habeis podido apreciar, el jersey de malla es otra de las apuestas fuertes de un Wang callejero y alérgico a los estampados que con esta colección se aleja del glamour americano para estrechar fronteras con el vanguardismo nipón (en algunos momentos me ha recordado a Miyaki o Comme des Garçons), eso sí, sin desvincularse demasiado de sus parámetros.