El lunes por la noche se celebraba en Los Ángeles una de las múltiples galas anuales que acoje la ciudad de las artes cinematográficas: la gala de los premios Hollywood, que se otorgan dentro del marco del Hollywood Film Festival, que a modo de antesala de los Oscar, premia a los mejores actores y películas del año.
Por la alfombra roja del Hotel Beverly Hilton pasaron ayer grandes promesas del cine y estrellas ya consolidadas, entre ellas, y a medio camino entre la emergencia y la experiencia, la guapísima Natalie Portman, que eligió para la ocasión un vestido de silueta lápiz y hombros adornados firmado por Giambattista Valli, y unos zapatos color púrpura. Los mismos que ya le viéramos hace unos meses en una fiesta organizada por Dolce & Gabbana.
Una magnífica y discreta elección que una vez más puso en evidencia su sobria elegancia. Esa que no le hace falta para potenciar su ya de por sí intensa belleza.
La actriz Kristin Scott Thomas , por su parte, estaba espectacular con un mono bustier de escote corazón firmado por YSL. La galesa es otra de esas actrices con un porte tan extrardinario que no necesita apenas atrezzo para ser las más guapa: al igual que Portman, tiene un tipo de belleza clásico y atemporal.
Hablando de cánones y facciones perfectas, Angelina Jolie rebasa los límites de lo humano y es impactante hasta decir basta, aunque la suya sea una belleza más bien animal. Vistiendo no se lleva nunca la palma, y ni falta que le hace. Un sencillo vestido negro sin gracia hace las veces de uniforme de gala.
Volviendo al mundo real, Marisa Tomei, encarna el prototipo de mujer normal; ni tan exótica como Angelina,n i tan simétrica como Portman, ni tan angulosa como Thomas; una chica morena, ni alta, ni baja, ni gorda, ni delgada, a la que el eso de estar en la media no le impide que el vestido de encaje de Prada le siente fenomenal.
Camilla Belle, que ahora luce el pelo corto y liso, decidió no arriesgar y entregarse a lo refinado y convencional: el típico vestido de cóctel.
Jennifer Love-Hewitt apostaba por lo sexy y le ponía la nota de color a la noche con un vestido asimétrico y largo en color rojo cereza.
Mucho más recatada pero sublime iba Maria Bello con un vestido que no dejaba ver ni un solo centímetro de su piel.
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