El verano es la época de esplendor de las polillas, sin embargo, es muy molesto verlas en nuestra despensa y armarios
Somos conscientes de que la existencia de las polillas es necesaria en la naturaleza para que todo funcione como es debido. Sin embargo, a nadie le gusta tenerlas revoloteando por casa y sin pagar alquiler. Sobre todo, cuando están cerca de la comida o comiéndose nuestras prendas de lana y seda. Es probable que, últimamente, hayas notado que su presencia ha ido en aumento y es que se reproducen particularmente rápido en verano. Así que es momento de ver que remedios casero podemos aplicar para ahuyentarlas, tal y como ya hemos hecho con las cucarachas.
No obstante, aunque tendamos a generalizar con la palabra genérica "polilla", existen muchos tipos distintos de estos insectos. A las de la ropa, que se alimentan de tejidos de origen animal, no les atrae lo mismo que a las conocidas como polillas del hogar que, generalmente, se encuentran en conductos de chimenea bloqueados y a las que les chiflan los desechos orgánicos. O las de la cocina, que ingieren frutos secos.
Conocer aquello por lo que se siente atraídas es importante a la hora de ahuyentarlas y proteger nuestros alimentos y pertenencias. No obstante, hay un truco natural que es efectivo con, prácticamente, todas las polillas y que es tan sencillo como llenar un vaso u otro recipiente similar con clavos de olor.
Esta especia, barata y fácil de encontrar en cualquier supermercado es un remedio casero muy efectivo cuando se coloca en ventanas o zonas por las que las polillas estén accediendo a nuestra casa. Del mismo modo, también podemos meter clavos de olor en los bolsillos de la ropa que sea susceptible de ser dañada por las polillas, cuando ya no vayamos a utilizarla en un tiempo. Por ejemplo, en el cambio de armario.
El olor que desprende esta especia repele a las polillas, haciendo que no acudan a poner huevos en tu comida ni a estropearte la ropa. No obstante, a este truco puedes añadirle otro de refuerzo que, además, tiene doble función porque también perfuma.
Se trata de de pelar un cítrico, ya sea una naranja o un limón, y cortar su piel en trozos. Dejamos que esta se seque por completo y la metemos en bolsitas o saquitos que, a continuación, iremos dejando por distintos cajones y rincones de los armarios.
Foto de portada | Katrin Hauf
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