El frío del invierno se encuentra en su punto álgido en el hemisferio norte y será nuestro pan de cada día durante los próximos meses. Este año, además, con los precios de la calefacción, el problema es doble. Esto, sumado a la crisi climática, hace más importante que nunca buscar alternativas para climatizar nuestros hogares. Así que no es de extrañar que se haya puesto de moda la calefacción por aerotermia. Ofrece tantas ventajas, tanto para el invierno como para el verano que el Gobierno ya ofrece ayudas para instalarla.
¿Qué es la aerotermia?
Aunque suena a algo muy complicado, la aerotermia es simplemente un sistema que permite emplear la energía térmica del aire para producir tanto aire acondicionado como calefacción o agua caliente. Todo ello gracias al intercambio de calor entre dos sistemas: nuestro hogar y el exterior.
De este modo, cuando queramos refrigerar nuestra casa tendremos que expulsar calor hacia el exterior. Pero, cuando lo que queramos sea calentarla tendremos que absorber calor desde el exterior y expulsar aire frío. Estos intercambios se realizan mediante un fluido capaz de pasar a estados líquidos y gaseosos liberando o absorbiendo calor en el cambio de fase.
Una vez explicado, no vamos a negar que sigue sonando un poco a chino mandarín pero lo que importa es que funciona de forma muy eficiente, ya que solo consume la energía eléctrica suficiente para hacer funcionar el motor del compresor. Lo que se traduce en que, por cada kWh que gasta, genera entre 3 y 4 kWh de energía calorífica.
Todos los procesos anteriormente descritos se hacen en el interior de un sistema llamado "bomba de calor", que es el dispositivo en cuestión que nos permitirá calentar o enfriar en función de la dirección en la que trabaje el fluido. Por eso tendremos que tener una unidad dentro de casa y otra en el exterior encargada de expulsar aire frío o caliente.
Aquí radica su mayor contra. Y es la inversión inicial que hay que hacer para instalarlo. No obstante, a la larga es un dinero que se va recuperando con el ahorro energético. Además, existen una serie de subvenciones del Gobierno para llevar a cabo estas instalaciones a nivel residencial.
Entre los sistemas más comunes destaca el suelo radiante, que aporta una distribución ideal de la temperatura gracias a que los conductos están instalados bajo el suelo y permite climatizar la estancia haciendo pasar el agua.
Sin embargo, la instalación es más cara y requiere más obra. Otro sistema son los radiadores de baja temperatura, que son como los radiadores convencionales pero más eficientes ya que trabajan a menor temperatura. En dicho caso la instalación es más fácil, rápida y barata.
Cuáles son las ayudas del Gobierno y cómo se solicitan
Impulsadas a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España, su objetivo es conseguir la "descarbonización, invirtiendo en infraestructuras verdes". Las ayudas base varían desde los 500 €/kW hasta un máximo de 3.000 euros por vivienda en el sector residencial y desde los 650 €/kW hasta los 3.900 euros para viviendas de propiedad pública y tercer sector.
Además, hay una ayuda adicional para adecuar la climatización y los circuitos hidráulicos. Ene ste caso, si se trata de suelo radiante: 600 €/kW, con un límite de 3.600€ por vivienda. Si son radiadores de baja temperatura o ventiloconvectores: 550 €/kW, con un límite de 1.830€ por vivienda. Asimismo, ambas ayudas se pueden combinar, por lo que la subvención máxima sería de hasta 6.500€ en caso de instalar una bomba de calor y suelo radiante.
Estas ayudas se pueden pedir hasta el 31 de diciembre de 2023 en la web del IDAE, donde puede encontrarse acceso a los portales desde los que se gestionan las ayudas de cada Comunidad Autónoma. No obstante, Andalucía; Cataluña; Madrid; Valencia y País Vasco son las cinco que tienen un mayor presupuesto.
Foto de portada | Nick Hillier (Unsplash)
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