Hay muchas formas de actualizar o renovar una zona de exterior que lleva tiempo necesitando un poco de amor. Si esta es muy estrecha, puede que solo necesitemos una alfombra de exterior y unos muebles de madera a medida. Si no queremos meternos en obra, podemos tirar de soluciones alternativas. Incluso es increíble lo que una sola mano de pintura y unas plantas son capaces de hacer. Aunque, quienes busquen algo más original y espectacular, tienen la opción de hacerse su propio jardín japonés en casa como Marie Kondo tiene en la suya propia para estar en contacto con la naturaleza y contagiarse de su paz y armonía.
Un buen ejemplo del milagro que puede operar un mini jardín japonés en casa es esta espectacular transformación de una vieja terraza de 30 m² que necesitaba una renovación urgente. Encima, como está orientada al norte, no era muy luminosa. Por suerte, Sandrine Milic, paisajista apasionada de los jardines japoneses, vino al rescate.
Antes de ponerse manos a la obra, la terraza contaba con suelo de madera, una gran mesa con sillas también de madera y unas grandes jardineras para la vegetación del mismo material. Todo ello, sumado a las paredes del exterior de la casa conformaban un conjunto que era pura sobredosis de madera.
Para crear ese espacio de inspiración oriental, la paisajista apostó por la soleirolia, también llamada "alfombra japonesa", es una planta que sirve para recubrir el suelo y crece muy rápido. Es una especie que puede tener entre 1 y 10 cm de espesor, según la estación.
Aunque la soleirolia tiene el mismo aspecto en verano y en invierno, pero sí que requiere más riego si está expuesta al sol. Además, es importante no pisarla para no destruirla. Con esta especie vegetal, la paisajista creó tres islas separadas por ríos de grava de mármol triturada.
Dos de estas islas están unidas por un puente de granito y en la más grande, además de una pequeña fuente rodeada de piedras negras, hay un farol de granito oribe para colocar una vela. También, a sus pies encontramos una azalea que florece en primavera.
Es todo un acierto haber elegido unas plantas que no requieren de demasiado mantenimiento, como las azaleas. Además, a los pies de cada planta se ha colocado un mantillo de corteza de pino para que el suelo conserve mejor la humedad y no haya que regarlas de forma tan frecuente. Por último, las hojas secas de los arces se recolectan en otoño y se colocan en la base de los árboles como mantillo.
Fotografías | Sandrine Milic
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