Marie Kondo se equivoca, no todos los objetos tienen que aportarnos felicidad y lo demuestro

Aunque intento seguir un estilo de vida minimalista, a veces más es la mejor opción

Aunque el método Kon Mari es muy efectivo, seguirlo de forma estricta puede ser contraproducente. Es mejor aplicarlo siempre con sentido común. Lo digo, sobre todo, pensando en la regla de que todo lo que no nos aporte felicidad tiene que irse de casa. Porque lo cierto es que, en cualquier hogar funcional, hay objetos que preferiríamos no tener o que nos producen absoluta indiferencia, pero que cumplen una función necesaria.

A mi me pasa un poco con los gadgets de almacenaje. Son muy útiles pero no suelen venirse de la tienda conmigo porque tengo el objetivo de mantenerme minimalista. Pienso que son objetos prescindibles porque, al fin y al cabo, es posible ordenar igualmente mis pertenencias sin ellos. Además, significa gastar dinero en algo que en la próxima mudanza se convertirá en peso y bulto...

Sin embargo, por mucho que se pueda ordenar una habitación sin ayuda de unos organizadores, luego marcan un antes y un después. Me ha pasado recientemente con una simple bandeja para la cocina. Explicado parece una tontería pero ha conseguido que todo lo que normalmente acababa desperdigado por la encimera, esté siempre en su sitio.

Este es un truco que le he copiado a una amiga que me contó que le había pasado exactamente eso. Había puesto dentro de una bandeja normal y corriente: la aceitera, la vinagrera, la sal, la pimienta, un cacharro con utensilios de cocina y por alguna especie de truco mental, de repente ya no costaba nada que estuvieran en su sitio.

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Técnicamente, ¿podría conseguirse lo mismo sin la mediación de la bandeja? Sí, claro, no hay ninguna ley de la física que lo impida. Pero, ¿funciona luego en la práctica? No. Deduzco que influye el hecho de que el espacio pase a estar delimitado físicamente y no solo de forma mental. El caso es que funciona así que yo también me comprado una bandejita para mi encimera. No es que sea un objeto que lo mire y me aporte felicidad de por sí. Objetivamente, prefiero tener cuantos menos trastos mejor y habría preferido gastarme la moneda en otra cosa. Pero me ha facilitado las cosas en la cocina y eso es lo que importa.

Foto de portada | Rachel Claire

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