Lo tienes en el botiquín, cuesta menos de un euros y no solo sirve para desinfectar heridas
El paso del tiempo deja su huella también en el plástico blanco, que lo va volviendo amarillento, de una forma parecida a como sucede también con el papel. Sin embargo, que los objetos fabricados con este material que tengamos por casa vuelvan a lucir en todo su viejo esplendor no pasa por tirarlos y cambiarlos por otros nuevos... La solución, de hecho, es tan sencilla que la tenemos en el botiquín.
Mandos, interruptores, carcasas... Cuando el plástico blanco empieza a amarillear hace que los objetos se vean viejos o antiguos aunque estén en perfecto estado y sigan funcionando como el primer día. Por suerte, sabemos de una solución fácil, rápida y eficaz que ayuda a recuperar ese blanco original.
Esta solución casi mágica se consigue con un líquido que podemos conseguir en farmacias y hasta en el supermercado por menos de un euros y que, probablemente, nunca hayas pensado que pudiera tener un uso tal.
Se trata del agua oxigenada, tanto en líquido como en crema. Este compuesto químico, además de ser un antiséptico para heridas superficiales de la piel, tiene el poder de blanquear el plástico amarillo de forma sencillísima.
Si lo aplicamos en crema podremos hacerlo con ayuda de un pincel. Después, tendremos que dejarlo actuar entre 6 y 24 horas, dependiendo del caso. En el caso de que la pieza a blanquear se puede desmontar, podemos sumergirla en agua oxigenada líquida durante este mismo tiempo y, preferiblemente, en un lugar donde esté expuesta a la luz.
En el caso de que lo hagas y el truco no te funcione, ten paciencia porque, si el plástico está muy amarillo, es posible que sea necesario repetir el proceso más de una vez para conseguir que vuelva a su blanco original.
El peróxido de hidrógeno o agua oxigenada se utiliza también con frecuencia para desinfectar diversas superficies del hogar. Se puede rociar directamente en tablas de cortar, encimeras o azulejos y dejar actuar durante unos minutos antes de retirar. Aunque también se le puede dar uso para blanqueamiento textil, como alternativa a la lejía; limpieza de inodoro; rieles de aluminio; espejos; cristales; la plancha y desinfección de cepillos y peines.
Eso sí, tampoco hay que venirse arriba con la versatilidad de este productos porque el agua oxigenada puede decolorar y, por tanto, deteriorar ciertos materiales y superficies.
Foto de portada | Steve Johnson
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