Convertir nuestra terraza o balcón en un lugar acogedor y bonito es algo que podemos hacer sin meternos en obras y sin gastarnos una fortuna. Solo hay que echarle un poco de imaginación y confiar en el proceso, además de disfrutarlo. Para ello podemos sacar algunos trucos e ideas de cómo esta terraza se ha convertido en un lugar completamente distinto tras una pequeña renovación.
Erin DeCarlo es una apasionada del DIY que, en la casa a la que se mudó hace un año con su pareja, tiene un balcón de unos cinco metros cuadrados, aproximadamente. Como no es un espacio muy grande, para transformarlo apostó por cinco cambios que hicieron que el lugar pasara de una estética aburrida y apagada, en la que predominaba el marrón, a un ambiente acogedor en el que apetece estar.
Antes de la minirreforma, el suelo eran unos tablones de madera muy sosos y de aspecto sucio. Y es que muchos de los artículos que conformaban este espacio no contaban con protección contra la inclemencias meteorológicas. Como, por ejemplo, la mesa auxilia, que estaba descolorida a causa del sol y el agua de la lluvia.
Así que, en primer lugar, se renovó el suelo con baldosas encajables, que ya hemos visto en otras ocasiones que son una solución perfecta para reformas sin obra. Y es que, además de ser una opción económica, es apta para viviendas de alquiler en las que no se pueden hacer cambios permanentes. De este modo, cuando se muden, pueden desmontar el suelo y llevárselo a su nuevo hogar. En concreto, Erin apostó por el suelo de exterior encajable Runnen de Ikea, que tiene un precio de 19,99 euros.
Para tener un punto de apoyo de vasos, libros o cualquier otro utensilio de ocio, Erin recicló la mesa auxiliar descolorida. Para ello, solo tuvo que pintar la base con un aerosol de pintura metalizada y después la impermeabilizó. Pero los trabajitos DIY no acabaron ahí...
Para la iluminación, el marido de Erin hizo una lámpara de techo a partir de una canasta de diseño bohemio de Ikea. Básicamente, usando como base una cesta de ratán Snidad (32,99 euros), le quitó las asas y añadió unos LED solares con mando a distancia. De este modo, se ahorró tener que instalar cableado.
Por supuesto, tampoco faltó el toque verde que marca un antes y un después en cualquier zona de exterior y que son las plantas. Para ello, instaló varias macetas colgantes en la barandilla de la terraza y otras las colgó de las paredes.
Para las que colocó en las paredes, Erin optó por un colgador de plantas de macramé. En su caso, lo hizo ella misma de manera artesanal pero también puedes comprar los tuyos y ahorrar tiempo. Por ejemplo, en Amazon, el pack de dos unidades cuesta 12,99 euros.
Fotos | Erin DeCarlo
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