Soy una firme defensora de que no existen los balcones pequeños, solo los mal aprovechados. Tener un espacio exterior en casa, de los metros cuadrados que sea, es un privilegio y lo aprendimos bien durante la pandemia. Así que, si tu solo usas el tuyo para tender la ropa o para que salgan los invitados a fumar, presta atención a esta impresionante transformación porque demuestra cómo el tamaño no es una excusa para no disfrutar del aire libre en casa.
Se trata de un balcón de planta estrecha y rectangular que, además, es un espacio bastante cerrado. Esto se debe a que cuenta con tres paredes y techo sobre toda la superficie del balcón. Tampoco ayuda el hecho de que el suelo sea de color gris ni las carpinterías en negro.
El resultado de juntar todas estas características es el de un espacio triste y que invita poco a la desconexión. Así, de primeras, da más sensación de ser una extensión del interior del apartamento que de ser un balcón. De hecho, sus dueños no le sacaban nada de partido y solo lo usaban para tender la ropa.
Al menos, así era hasta que lo transformaron en un espacio perfecto para salir a leer, a desayunar por las mañanas o, simplemente, para desconectar tras una larga jornada de trabajo. Y lo mejor es que se hizo con una inversión mínima de tiempo y dinero.
El primer gran cambio se produjo al colocar en el suelo un rollo de césped artificial, que podemos encontrar de muchos tipos y precios en Leroy Merlin. El proceso de instalación puede variar de modelo a modelo pero suele ser tan fácil que solo se necesita un cúter para recortar el césped al tamaño de nuestro balcón.
El resto del cambio se ha conseguido simplemente con con muebles y accesorios. Todos, además, aptos para pisos de alquiler en lo que nada de lo que se haga pueda ser permanente. Por ejemplo, en este caso, colocaron una pequeña consola de cristal contra la pared del fondo y la llenaron de macetas para darle un toque verde y de vida a dicha pared. Por otro lado, añadieron también un colgador de plantas de macramé que cuelga de la consola.
En lo que respecta a los muebles, los dueños de este balcón se decantaron por un clásico conjunto de jardín de mesa y dos sillas, fabricado con tablas de madera y estructura de metal. De hecho, hay un conjunto similar que puedes encontrar en Ikea por tan solo 49 euros. Ellos lo han colocado contra la pared para que ocupe menos espacio y puedan salir a comer al exterior.
En previsión para la temporada de invierno, también se hicieron con un par de alfombras de pelo (similares a la ULLERSLEV de Ikea) para ponerlas sobre las sillas y darle un aspecto más cálido a la terraza, que invite a salir a ella incluso con mal tiempo.
Además de lo fácil y económica que sale esta transformación, hay que destacar que es también rápida, pues solo les llevó tres horas a sus propietarios. Además, la mayor parte de ese tiempo se empleó en trasplantar plantas a maceteros más llamativos. Así que, esta es tu señal de ponerte tú manos a la obra.
Fotos | Sabrina Sosa
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