Katie Holmes estrenaba la tendencia hace unos días y parece que su estrambótica idea ha surtido efecto entre varios de los anónimos que se dejan retratar por las cámaras de los súbditos de The Sartorialist.
Si a priori parecía una idea con sabor algo anticuado, por aquello de que es más propio de la reina de Inglaterra en un día de caza, sin ir más lejos Dolce & Gabbana lo propone como complemento perfecto al total look Balmoral, y depende de como te lo pongas puede resultar hasta práctico.
Y es que la calle se atreve con todo, no importa lo imposible, rara o extravagante que sea la propuesta lanzada, siempre hay algún espontáneo dipuesto a hacer suya la mayor de las barbaridades, y no digo con esto que lo de atarse el pañuelo a la cabeza lo sea, pero el estilismo a lo abuela de caperucita es de esos que hace falta masticar bien para poder digerirlo.
Y eso por enfocarlo a la ligera y no entrar en terrenos más espinosos, que muchos son los que se llevan las manos a la cabeza y muestran todo su rechazo cuando ven a personas de otras religiones taparse la cabeza (y hablo de las que lo hacen de motu propio, no estoy entrando a valorar las imposiciones maritales o de la comunidad).
El caso es que el hacerlo por motivos puramente estéticos muchas veces es una decisión menos libre que hacerlo por convicción de fe, o igualmente sujeta a unos valores, pero otros, los de las normas y códigos de vestimenta, o lo que es peor, los de las tendencias de quita y pon.
La cosa es que como concluíamos ayer respecto a los hombres y los pantalones, cada uno que se ponga lo que le de la gana, personalmente a mi lo del pañuelo me parece un tanto inverosímil, a menos que seas Grace Kelly en Atrapa a un Ladrón (el colmo del glamour). Está muy bien como recurso improvisado cuando empieza a llover y no tienes paraguas, aunque tal y como lo lleva esta chica de la foto, que es más en plan étnico a lo Katie Holmes, me parece una opción viable y diferente.