Una de las cosas que peor me sientan es mancharme la ropa. Un descuido propio (o ajeno), un estar donde no se debe, un quehacer del día a día... nos pueden manchar la ropa y, a veces, su eliminación se hace ciertamente complicada, en esas ocasiones el detergente y el agua no son suficiente. Por ello, en el Espacio Protex queremos daros también unos consejos y trucos para que esas manchas difíciles desaparezcan. No perdáis la oportunidad de usar vuestras prendas favoritas porque no haya salido la suciedad.
¡Me he manchado! Pero que no cunda el pánico
Tened en cuenta una cosa, los primeros momentos cuando nos manchamos son cruciales, algunos hasta serán determinantes para la eliminación de la mancha. Así que lo primero que hay que hacer es retirar el sobrante sin frotar para evitar que se extienda más la mancha. De hecho, si es mancha de líquido, podemos colocar y presionar con un papel absorbente.
A continuación usaremos agua fría, no caliente que ayuda a que se impregne más. Ahora sólo nos qeda lavar la prenda cuanto antes. Y es que cuanto más tiempo pase, más se impregnará la mancha en los tejidos y más difícil será solucionarlo, así que no las dejéis mucho tiempo.
Hoy por hoy, en el mercado tenemos una amplia gama de productos buenísimos para lavar la ropa. Aún así, para estos casos más especiales, puedes potenciar el poder de tu detergente con otros productos adicionales específicamente destinados para disolver manchas, tales como la lejía para manchas en ropa blanca, o lejía de color para prendas de color. De hecho, si se trata de una mancha que ya preveo que puede ser más difícil de lo habitual, antes de meterla a la lavadora la froto con un poco de lavavajillas. Sí, el que usamos para lavar los platos que tienen gran poder desengrasante. Y es que la mayor parte de las veces serán manchas de grasa que se suelen quitar de esta forma.
Otro buen aliado es poner la ropa a remojo con un poco de ese lavavajillas o jabón de lavadora que hará que las manchas se ablanden antes de meterlas a la lavadora.
Eso sí, antes de usar cualquier tipo de remedio casero o químico, aseguraos que el tipo de tejido lo acepta. Para empezar iremos a la etiqueta a ver qué nos dice, ya sabemos que hay veces que directamente pone no usar lejía o similar. Y cuando estemos ante trucos, como alguno de los que diremos a continuación, mejor probar primero en una costura o zona del interior que no se vea por si el tejido no admite nuestra solución.
Un remedio para cada tipo de mancha
Desde luego que os podría hablar de mil y un tipo de remedios, equivalentes a las mil y una manchas que podemos tener. Ahora veremos algunas de las más habituales en nuestra vida diaria.
Manchas de aceite: Qué habitual es estar friendo algo y que te salte el aceite. Pues ante esta situación lo tenemos fácil. Aquí usamos el truco que os comentaba antes de frotar con un poco de lavavajillas, pero cuidado con el tejido, si es algodón podríamos dejar cerco blanco, así que con cuidado en ese tipo de tejidos. Eso sí, si son manchas de grasa, también podemos espolvorear la mancha con polvos de talco, para que éste absorba y para completar la tarea, ponemos un poco de papel de cocina encima y planchamos por encima del papel a una temperatura baja. La macha volará.
Manchas de cerveza: Simple. Hay que dar pequeños toques con agua oxigenada y después a remojo en agua con unas gotas de amoniaco. Aunque también se puede quitar poniéndolas directamente a remojo en vino blanco y un poco de detergente. Esta vez hay que lavar con agua muy caliente, por lo que sólo usaremos este truco para prendas que aguanten el calor. Desde luego eso es sacar partido a todo lo que hay en la cocina.
Manchas de vino: A mí normalmente el vino me sale con lejía, pero también se recomienda algo muy curioso, que es volver a manchar con el vino contrario: si se manchó de blanco o rosado, echar encima tinto y viceversa, y poner la lavadora como siempre. Sinceramente no lo he probado pero me resulta curioso. También os diré que otros optan por la leche o sumergir en agua con un chorro de amoniaco.
Manchas de café o té: Lo normal es que se quiten tras ponerlas a remojo, pero si aún no se ha quitado la puedes frota con vinagre y alcohol a partes iguales, deja secar y lava tu prenda como hagas habitualmente.
Manchas de tinta: ¿Cuántas veces vuelves de la oficina con alguna mancha de un bolígrafo? Yo todas las semanas. Así es la vida del currante, menos mal que tenemos un truco para todo y esas manchas las quitaremos sumergiendo la prenda en leche tibia. Ni más ni menos.
Manchas de sudor: No sé si os habrá pasado alguna vez, pero hace una temporada me di cuenta que tenía una camisa un poco amarillenta por el sudor de las axilas. La lavé y relavé y no se quitaba. Entre los desodorante y que quizá el última día que me la puse sudé, pues no era capaz de quitarla, al final lo conseguí con amoniaco, dejándola en remojo un rato, la froté un poco y a la lavadora, me salió nueva.
Manchas de fruta: Nuestro aliado aquí será el agua oxigenada. Es mano de santo.
Como veréis hay remedios para todos los gustos y todas las manchas. Hoy por hoy no hay prácticamente mancha que se nos resista salvo que el tejido sea más delicado o se haya impregnado tanto que lo haga más difícil. Lo que está claro, es que la mayor parte de las veces nuestra ropa seguirá impecable y lista para seguir usándola.
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