Si sientes que has perdido tu identidad desde que nació tu bebé no te preocupes, no eres la única, y tiene solución

Si sientes que has perdido tu identidad desde que nació tu bebé no te preocupes, no eres la única, y tiene solución
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Es una sensación que nos sucede a muchas madres recientes. Cuando tuve a mi primer hijo fue el momento más feliz de mi vida, con el niño tan esperado por fin en mis brazos, pero al mismo tiempo sentía que mi vida era un caos y que todo se desmoronaba. Como si yo hubiera dejado de ser yo para convertirme en una sola cosa: madre a tiempo completo. ¿Dónde estaban el resto de las facetas de mi vida que me hacían tan feliz?

No me reconocía cuando me miraba al espejo

Tras el embarazo y el parto, el cuerpo tarda en recuperarse, y aunque enseguida perdí los kilos que cogí en el embarazo, mi silueta cambió, tardaron meses en que se me borrara la línea alba, aparecieron estrías a pesar de ser constante con las cremas y mi figura tardó un tiempo en volver a ser la de antes.

No es raro tener que seguir usando ropa premamá aunque ya hayas dado a luz. La tripa no desaparece como por arte de magia por más que lo parezca en las fotos de Instagram.

Smilf

Pero los cambios en el espejo van más allá de la figura. Con el bebé recién nacido, me pasaba el día con coleta porque el pequeño me agarraba los mechones sueltos todo el rato, había días que eran las once de la mañana y aún no me había dado tiempo a ducharme, por supuesto, no tenía tiempo de maquillarme, y me veía vistiendo lo primero que pillaba, a ser posible muy cómodo y que fuera compatible con la lactancia.

Así que cuando me miraba al espejo solo podía decir ¿Quién eres tú y que has hecho con mi verdadero yo?

La falta de sueño no me dejaba pensar con claridad

Te pueden hacer mil bromas sobre que no vas a dormir durante meses, pero no sabes lo que es hasta que lo vives en carne propia. Me acababa de dormir hecha polvo totalmente y al de 45 minutos me despertaba el bebé llorando a grito pelado de hambre. Y yo era la encargada de alimentarle. Y así con interrupciones constantes durante toda la noche.

Tampoco consuela nada oír a otras madres que sus bebés hacen seis horas seguidas desde el principio, cuando tu hijo tiene ya año y medio y sigue despertándose todas las noches.

La falta de sueño va acumulándose y te convierte en una zombie que no piensa con claridad, que no rinde lo suficiente en las distintas facetas de tu vida, y que siempre está de malhumor. Menos mal que todo pasa tarde o temprano, pero dormir mal es una de las cosas que más afectaba a mi estado de ánimo.

Siempre hablando del bebé

Quedar con amigas que acababan de tener un hijo tampoco era la solución para trataba de animarme un poco y volver a ser yo. Como las 24 horas del día giran entorno al bebé, todas las conversaciones también. En serio, a veces las madres podemos ser muy pesadas con el tema. Hablar durante horas de las deposiciones del bebé, de si come o no come y de la ropita del niño o de la niña me pone mala.

Workin Moms Cast

Pero también quedar con amigas que no son madres me hacía darme cuenta de que estaba muy fuera de onda. ¿Qué sabía yo de la serie de moda, si lo único que hacía era cambiar pañales, poner lavadoras y preparar biberones? ¿Por qué me estás contando tus dudas existenciales sobre un tío que acabas de conocer y eres capaz de ser tan monotemática con un tema tan frívolo cuando yo acabo de traer un nuevo ser vivo al mundo? Me sentía muy fuera de lugar en las conversaciones con adultos.

Perdí el control de mi vida

Para alguien perfeccionista, organizada, y que le gusta tener mis horarios y rutinas, tener un bebé es como una bomba de relojería que lo hace estallar todo por los aires. Quedaba con alguien y llegaba tarde porque el bebé se había cagado, se había manchado y le tenía que cambiar de pies a cabeza.

No podía planear nada, porque siempre surgían imprevistos. También me desesperaba tener la casa sin recoger, y no podía centrarme en otras cosas como leer un libro o ver una serie porque siempre estaba con el bebé en brazos.

Working Mothers

Visto con el tiempo, no es para tanto, pero en ese momento se te hace muy duro no tener tus momentos libres, tu tiempo para cuidarte, para concederte un capricho, tener tu espacio, o simplemente algo de tiempo para no hacer nada. El bebé lo ocupa todo, y es tu máxima prioridad porque está totalmente indefenso y a la que más necesita es a ti.

Me costaba compaginar el resto de facetas de mi vida anterior con el hecho de ser madre: el trabajo, mis hobbies, mi tiempo en pareja, mi tiempo con amigas. Como si todo tuviera que girar entorno al bebé y no tuviera tiempo ni cabeza para más cosas. Cuesta adaptarte, la verdad.

Volver a tener tiempo para mí

El postparto puede ser un período difícil, no tan idílico como nos hacen creer, y los casos de depresión postparto (o tristeza maternal) son más frecuentes de lo que creemos. Por eso es tan importante encontrar tiempo para ti.

Por mi experiencia, resulta recomendable pedir ayuda, y no sentirte culpable por dejar al bebé con la pareja o con los abuelos, porque también necesitas descansar, ir de tiendas, ver una película con tranquilidad o hacer algo relajante, que te haga volver a sentirte bien, y comprobar que tienes una vida más allá del bebé.

Ser madre requiere un tiempo de readaptación, y tu vida cambia a mejor; como siempre se dice, ser madre te cambia la vida y cambia cómo eres. Personalmente, me costó un tiempo volver a ser yo misma, aunque en realidad me convertí en una persona diferente. Me volví encontrar y a reconocer, pero con una identidad transformada, y aceptar ese cambio me llevó un tiempo. Descubrir quién eres y las cosas que te hacen feliz es un proceso que dura toda la vida y tener un bebé es una de las experiencias que más pueden influir en ese proceso.

Fotos | Madres trabajadoras, Smilf

Comentarios cerrados
Inicio