La depresión postparto ya no es tabú: Rihanna y Britney Spears hablan públicamente de su miedo a padecerla

A medidados de los años dos mil, Brooke Shields se convirtió en una de las primeras celebrities en hablar abiertamente de la depresión postparto. De hecho, protagonizó una sonada disputa con Tom Cruise cuando el actor (y cienciólogo) la criticó públicamente por haber tomado medicación para salir de la misma. Siguiendo sus creencias religiosas, recomendó a la actriz "tomar vitaminas y hacer ejercicio". Aunque acabaría rectificando y disculpándose, se inició una conversación pública que duró varias semanas y que allanó el camino para que otras en la actualidad, como Rihanna y Britney Spears, hayan podido subirse al diálogo sin miedo.

Aunque los looks premamá de Rihanna nos están dando la vida, la cantante se ha sincerado sobre la parte menos positiva de la maternidad y los miedos que le produce. Así, en su entrevista como portada de Vogue confesó que más que el momento de dar a luz es la depresión posparto es el tema que le preocupa: “¿Me sentiré fuera de control emocionalmente?”, se pregunta. “Esas son las historias que escucho de otras mujeres que me asustan”.

Se trata de la patología materna más frecuente. La sufren al menos una de cada 10 madres en países industrializados, el doble en países en desarrollo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque algunos expertos elevan el porcentaje hasta el 35%. Esto se debe a que está infradiagnosticada por el estigma que arrastran las enfermedades mentales que, en este caso, tiene por partida doble al producirse en un momento teóricamente de felicidad.

@Brookeshields

Según explican desde la Clínica Mayo, no existe una sola causa de la depresión posparto pero cuestiones físicas (una caída dramática en los niveles de hormonas) y emocionales (la falta de sueño y estar abrumada puede dificultar afrintar hasta los problemas menores) pueden contribuir.

En el caso de Brooke Shields, que tiene dos hijas, llegó incluso a plantearse quitarse la vida. Fue al dar a luz a la primera de las niñas cuando la actriz se dio cuenta de que no podía cantarle, ni sonreírle, ni siquiera podía mirarla... "Todo lo que quería era desaparecer y morir" confesó en su momento a la revista People.

Algunos síntomas que ayudan a detectarla, aunque no siempre es fácil, incluyen: tristeza continua y profunda, llanto, cambios de humor repentino, irascibilidad, trastornos alimenticios, sensación de no ser una buena madre o dificultad para vincularse con el bebé son síntomas.

Otra celeb que ha sido noticia esta semana por abordar el tema es Britney Spears. Ha sido al anunciar que está embarazada de su tercer hijo y, a pesar de la felicidad de haber conseguido lo que llevaba tantos años impedida de poder hacer debido a la tutela legal ejercida por su padre, no ha ocultado su temor.

La cantante ha contado que, cuando estuvo embarazada tuvo depresión perinatal (que empieza durante el embarazo): "Tengo que decir que es absolutamente horrible, las mujeres no hablaban de ello entonces pero ahora las mujeres hablan del tema todos los días. Gracias a Dios que no tenemos que mantener ese dolor en un secreto”. Y es que, según los manuales médicos, haber tenido depresión en el pasado es un factor de riesgo para volver a sufrirla en futuros embarazos.

La recuperación, tal y como señalan los expertos, es además lenta y, como mínimo se requieren cuatro o seis meses, aunque puede llegar al año, y si no se trata, la depresión corre el riesgo de hacerse crónica. Así que, en un mundo de Tom Cruises, seamos Brooke Shields.

Fotos | Gtres @brookeshields y @badgalriri

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